23/09/2020, 04:03
—Hasta ahora mis ami… gos me han tratado bien, acaso con solo un poco de… de… incomodidad —dijo, esperando que siguiese siendo así—. Lo más probable es que simplemente me tachen de temerario, o loco, y luego todo continúe como siempre… probablemente…, espero.
Si, al menos eso esperaba; pues ya tenía pocos amigos como para además perderlos. Aunque le parecía que los que habían conseguido llevarse bien con él no le harían a un lado por ello, pero sin duda habría unos cuantos sermones esperándole.
—En cuanto a la gente… —suspiro, como si se cansase con solo recordarlo—. Ya muchos sabían que tenía que ver con el asunto; después de todo me habían visto frecuentando la casa y me hicie.... ron pasar unos cuantos ratos incomodos… No es que fueran malas personas, es solo que... los rumores corren rápido y la gente es buena odiando…
Aquello lo tenía claro, era un secreto susurrado que él era aprendiz del traidor y que aun frecuentaba periódicamente la casa de su “no menos traidora familia”. Al partir de la villa hacia el torneo no le era raro que la gente le mirase con reproche y comentaran algo por lo bajo; ahora se imaginaba que seguirían haciendo lo mismo, solo que por lo alto al sentirse justificados.
—Pero el trabajo… —Aquella parte la había considerado poco o nada—. Lo de las misiones… No sé.
La seguridad que tenía en que era alguien diligente y responsable le hacían pensar que no tenía que preocuparse por el trabajo. E igual pensaba que a la gente poco le importa lo que hagan, digan o piensen los ninjas mientras se encarguen de cumplir con su trabajo.
No le encontraba salida al asunto y, cansado de pensarlo, dejo escapar un leve bufido.
—¿Qué se supone que debía haber hecho para no ser arrastrado por la corriente? —pregunto al techo mientras estiraba la sabana hasta cubrirse el rostro, como si hubiese perdido la paciencia consigo mismo y quisiera que el tiempo se detuviera.
Si, al menos eso esperaba; pues ya tenía pocos amigos como para además perderlos. Aunque le parecía que los que habían conseguido llevarse bien con él no le harían a un lado por ello, pero sin duda habría unos cuantos sermones esperándole.
—En cuanto a la gente… —suspiro, como si se cansase con solo recordarlo—. Ya muchos sabían que tenía que ver con el asunto; después de todo me habían visto frecuentando la casa y me hicie.... ron pasar unos cuantos ratos incomodos… No es que fueran malas personas, es solo que... los rumores corren rápido y la gente es buena odiando…
Aquello lo tenía claro, era un secreto susurrado que él era aprendiz del traidor y que aun frecuentaba periódicamente la casa de su “no menos traidora familia”. Al partir de la villa hacia el torneo no le era raro que la gente le mirase con reproche y comentaran algo por lo bajo; ahora se imaginaba que seguirían haciendo lo mismo, solo que por lo alto al sentirse justificados.
—Pero el trabajo… —Aquella parte la había considerado poco o nada—. Lo de las misiones… No sé.
La seguridad que tenía en que era alguien diligente y responsable le hacían pensar que no tenía que preocuparse por el trabajo. E igual pensaba que a la gente poco le importa lo que hagan, digan o piensen los ninjas mientras se encarguen de cumplir con su trabajo.
No le encontraba salida al asunto y, cansado de pensarlo, dejo escapar un leve bufido.
—¿Qué se supone que debía haber hecho para no ser arrastrado por la corriente? —pregunto al techo mientras estiraba la sabana hasta cubrirse el rostro, como si hubiese perdido la paciencia consigo mismo y quisiera que el tiempo se detuviera.