24/09/2020, 00:23
La sangre corría por las venas del Inuzuka a toda velocidad, haciendo parecer al tiempo un eterno compañero de aventuras. La adrenalina que circulaba por su torrente, casi parecía convertir los segundos en años, y los minutos en décadas. Estaba algo resentido, no había salido impune de todo lo que se había avecinado, y obvio era que aún parecía quedar un buen trecho.
Por suerte, su combinación de taijutsu acertó de lleno, logrando cavar un agujero en la defensa de su oponente, y haciendo que éste terminase preso de un golpe en la cabeza que lo desubicó por completo. El tremendo golpe resonó con crudeza, aunque lo más llamativo seguramente sería la atención que ganaría el reguero de color carmesí que poco a poco desalojaba la cabeza del maleante. Etsu, aka Kito, rodó rápidamente hacia el flanco, y tras ello tomaría uno de los cuchillos que amablemente Culebra le había ofrecido. Si pavor alguno, lo lanzaría directo al cuello del propio dueño del mismo. Se trataba de una situación de vida o muerte, pues Akane se había lanzado al ataque y Culebra había reaccionado hacia él.
Estaba más que claro para el rastas, la vida de su hermano era mucho mas valiosa que la de cualquiera de éstos renegados.
Akane tampoco era tonto, se había estado entrenando a diario en el combate cuerpo a cuerpo durante años. Además, su vista y oído eran muy superiores a los de Etsu. No tardó en ver que el susodicho se revolvía en su contra, con lo cuál dejaría de lado el mordisco rápidamente, saltando hacia detrás y girando sobre sí mismo. Un remolino amarillento, en eso se convirtió por un instante, teniendo como consecuencia un rociado de su orina en todas direcciones, buscando principalmente cegar al tipo de los cuchillos.
Entre tanto, el grandullón pareció haber recuperado la consciencia, al menos parte de ella. Pero lejos de preocuparse por la situación del campo de batalla, vociferó "LA BODEGA". El gigante derrumbado pareció temer más por las pérdidas materiales que por cualquier otra cosa.
El Inuzuka rodaría en ese mismo instante sobre sí mismo, cayendo con el codo directamente sobre la cabeza de Puma. Si bien aún tenía algo de consciencia, iba de sacársela a base de golpes.
Por suerte, su combinación de taijutsu acertó de lleno, logrando cavar un agujero en la defensa de su oponente, y haciendo que éste terminase preso de un golpe en la cabeza que lo desubicó por completo. El tremendo golpe resonó con crudeza, aunque lo más llamativo seguramente sería la atención que ganaría el reguero de color carmesí que poco a poco desalojaba la cabeza del maleante. Etsu, aka Kito, rodó rápidamente hacia el flanco, y tras ello tomaría uno de los cuchillos que amablemente Culebra le había ofrecido. Si pavor alguno, lo lanzaría directo al cuello del propio dueño del mismo. Se trataba de una situación de vida o muerte, pues Akane se había lanzado al ataque y Culebra había reaccionado hacia él.
Estaba más que claro para el rastas, la vida de su hermano era mucho mas valiosa que la de cualquiera de éstos renegados.
Akane tampoco era tonto, se había estado entrenando a diario en el combate cuerpo a cuerpo durante años. Además, su vista y oído eran muy superiores a los de Etsu. No tardó en ver que el susodicho se revolvía en su contra, con lo cuál dejaría de lado el mordisco rápidamente, saltando hacia detrás y girando sobre sí mismo. Un remolino amarillento, en eso se convirtió por un instante, teniendo como consecuencia un rociado de su orina en todas direcciones, buscando principalmente cegar al tipo de los cuchillos.
Entre tanto, el grandullón pareció haber recuperado la consciencia, al menos parte de ella. Pero lejos de preocuparse por la situación del campo de batalla, vociferó "LA BODEGA". El gigante derrumbado pareció temer más por las pérdidas materiales que por cualquier otra cosa.
El Inuzuka rodaría en ese mismo instante sobre sí mismo, cayendo con el codo directamente sobre la cabeza de Puma. Si bien aún tenía algo de consciencia, iba de sacársela a base de golpes.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~