9/10/2020, 17:50
La navaja que culebra lanzó ágilmente fue esquivada en el último instante con el can, apenas rozándole el pelaje sin llegar a causarle daño alguno. Pero antes de que el maleante pudiera reposicionarse recibió una meada completa en su rostro que le hizo llevarse las manos a los ojos tanto por el horrible ardor en sus orbes como por la asquerosidad del aroma en su nariz y el sabor en su boca. Pero antes de pudiera siquiera poder quejarse para maldecir al animal, el grito que expulsó fue de dolor al recibir un navajazo. Fue todo en una fracción de segundo, pero la navaja se clavó en la parte trasera del cuello. Sangró, pero parecía no había impactado directamente en la vena yugular debido a que se había movido en el último segundo por la gracieta del perro. Su reflejo fue quitársela, pero no pudo hacer más; el ardor no le dejaba abrir los ojos siquiera y parpadeaba con fuerza para limpiar sus orbes.
Oso ignoró la situación por completo, en ese punto el dinero valía más que la vida de sus compañeros, por lo que sacó fuerzas de su flaqueza -en un muy irónico sentido- para poner en pie y tratar de huir de la escena en dirección al bosque, sin temer por la vida de los otros dos, únicamente pasó a pensar en su propio pellejo mientras corría aún sobándose las adoloridas bolas.
Puma, aún en el suelo sin saber si iba o venía, terminó aún más tonto de lo que era posible cuando el Inuzuka aplicó un codazo directo en su sien que causó que su cráneo rebotase contra el suelo. Un grito ahogado salió de su boca, su reflejo fue de defenderse jalando del pelo al de rastas para intentar quitarlo de encima mientras con la otra mano le arañaba la cara. Era su única manera de poder defenderse de alquien que claramente le sobrepasaba en fuerza muscular.
Oso ignoró la situación por completo, en ese punto el dinero valía más que la vida de sus compañeros, por lo que sacó fuerzas de su flaqueza -en un muy irónico sentido- para poner en pie y tratar de huir de la escena en dirección al bosque, sin temer por la vida de los otros dos, únicamente pasó a pensar en su propio pellejo mientras corría aún sobándose las adoloridas bolas.
Puma, aún en el suelo sin saber si iba o venía, terminó aún más tonto de lo que era posible cuando el Inuzuka aplicó un codazo directo en su sien que causó que su cráneo rebotase contra el suelo. Un grito ahogado salió de su boca, su reflejo fue de defenderse jalando del pelo al de rastas para intentar quitarlo de encima mientras con la otra mano le arañaba la cara. Era su única manera de poder defenderse de alquien que claramente le sobrepasaba en fuerza muscular.
