20/10/2020, 01:13
"Charlar" con el alcalde. Al final, Datsue tenía razón. Los kusareños eran gente incivilizada. Y aún por encima el cabrón del guardia se había levantado con el pie mirando a su compatriota de Amegakure. Daruu estaba a punto de ponerle en su sitio —al fin y al cabo, sólo era un civil, guardia o no, y respondería ante un jōnin de la Tormenta— cuando se topó con una inesperada y no muy bien recibida sorpresa. Al parecer, se había granjeado una fan.
—Eh... esto, sí, ahora, por favor, ¿podríamos...?
Otra vez el guardia. Daruu arqueó una ceja y levantó el dedo índice, indignadísimo, pero antes de que pudiera protestar, la mismísima alcaldesa de Yachi irrumpió en escena. Casi parecía un sketch de humor. Afortunadamente, puso al guardia en su sitio. Cuando les hizo pasar, Daruu se aclaró la garganta sonoramente. Y se dio la vuelta justo a tiempo para guiñarle el ojo con la mejor de sus sonrisas amejin.
—Adelante, por favor, os estaba esperando. Disculpad los modales de mis guardias, a veces se ponen muy pesados con los protocolos y eso —dijo la alcaldesa. «Oh, sí. Un poquito tonto sí que se ha puesto»—. Yo soy Nankin Hada, la alcaldesa de este modesto pueblo. ¿Cuáles son vuestros nombres, shinobi?
Eri se presentó respetuosamente.
—Amedama Daruu, señora alcaldesa —dijo él.
«Ahora el kusareño dirá "yeee, soy el Yotas", o algo así.»
—Eh... esto, sí, ahora, por favor, ¿podríamos...?
Otra vez el guardia. Daruu arqueó una ceja y levantó el dedo índice, indignadísimo, pero antes de que pudiera protestar, la mismísima alcaldesa de Yachi irrumpió en escena. Casi parecía un sketch de humor. Afortunadamente, puso al guardia en su sitio. Cuando les hizo pasar, Daruu se aclaró la garganta sonoramente. Y se dio la vuelta justo a tiempo para guiñarle el ojo con la mejor de sus sonrisas amejin.
—Adelante, por favor, os estaba esperando. Disculpad los modales de mis guardias, a veces se ponen muy pesados con los protocolos y eso —dijo la alcaldesa. «Oh, sí. Un poquito tonto sí que se ha puesto»—. Yo soy Nankin Hada, la alcaldesa de este modesto pueblo. ¿Cuáles son vuestros nombres, shinobi?
Eri se presentó respetuosamente.
—Amedama Daruu, señora alcaldesa —dijo él.
«Ahora el kusareño dirá "yeee, soy el Yotas", o algo así.»