11/05/2015, 14:57
Pero cualquier cosa que hiciera parecía ser inútil para hacer volver en sí al muchacho que yacía postrado frente a ella. Ayame se mordió el labio inferior, insegura sobre lo que debería hacer en una situación así. Pero por fortuna, cuando estaba a punto de salir corriendo para buscar ayuda en las calles de Amegakure, el chico pareció volver en sí.
—Ay... menos mal... —suspiró, profundamente aliviada.
El chico se dio la vuelta, quedando tumbado sobre su espalda, y Ayame se acercó con timidez un poco más a él. Le sacudió con suavidad un par de veces más.
—Oye, ¿estás bien? ¿Qué te ha pasado?
Justo entonces comenzó a balbucear de manera casi ininteligible, y Ayame hubo de hacer verdaderos esfuerzos por tratar de comprender lo que estaba tratando de decirle.
—¿Me...? ¿Qué intentas decir? No te entienfogodo... —trató de preguntar, pero sus palabras se vieron truncadas cuando el chico de cabellos dorados alzó la mano y la apoyó sobre su rostro. Sus dedos rozaron la bandana que cubría su frente, y si no se hubiese apartado a toda prisa para recolocarla, sin duda habría acabado cayendo para dejar al descubierto su mala vergüenza.
«¿Ha intentado quitármela?» Se preguntó, recelosa, y por un momento estuvo tentada de marcharse del lugar...
Pero el chico estaba herido, aturdido y empapado... No podía abandonarle sin más. Pero tampoco lograba entender lo que le estaba tratando de decir, por mucho que se empeñara en repetirlo.
—¿"Mememe..."? ¡Ay, no te entiendo! Dime, ¿qué necesitas, Durru-san?
—Ay... menos mal... —suspiró, profundamente aliviada.
El chico se dio la vuelta, quedando tumbado sobre su espalda, y Ayame se acercó con timidez un poco más a él. Le sacudió con suavidad un par de veces más.
—Oye, ¿estás bien? ¿Qué te ha pasado?
Justo entonces comenzó a balbucear de manera casi ininteligible, y Ayame hubo de hacer verdaderos esfuerzos por tratar de comprender lo que estaba tratando de decirle.
—¿Me...? ¿Qué intentas decir? No te entienfogodo... —trató de preguntar, pero sus palabras se vieron truncadas cuando el chico de cabellos dorados alzó la mano y la apoyó sobre su rostro. Sus dedos rozaron la bandana que cubría su frente, y si no se hubiese apartado a toda prisa para recolocarla, sin duda habría acabado cayendo para dejar al descubierto su mala vergüenza.
«¿Ha intentado quitármela?» Se preguntó, recelosa, y por un momento estuvo tentada de marcharse del lugar...
Pero el chico estaba herido, aturdido y empapado... No podía abandonarle sin más. Pero tampoco lograba entender lo que le estaba tratando de decir, por mucho que se empeñara en repetirlo.
—¿"Mememe..."? ¡Ay, no te entiendo! Dime, ¿qué necesitas, Durru-san?

![[Imagen: kQqd7V9.png]](https://i.imgur.com/kQqd7V9.png)