21/11/2020, 16:18
Datsue estaba empezando a hartarse de tanta espera. Sí, era cierto, aquel era el típico trabajo ninja. Noventa y nueve por ciento del tiempo esperando, uno por ciento de acción. Lo que pasaba es que, en los últimos años, dicha espera era la antesala de una batalla descomunal. De un enfrentamiento contra ninjas que, si se descuidaba, podían aplastarle la cabeza de un buen golpe. La tensión y el miedo mantenían su cuerpo atento, impidiéndole que pensamientos como el aburrimiento ni tan siquiera asomase a su cabeza.
Ahora, en su lugar, esperaba por unos críos que a buen seguro alguno todavía tomaba la teta a que hiciesen acto de aparición. De no ser por el aprecio que le tenía Aiko, en la vida hubiese aceptado aquella misión.
—Ahí vienen… —se permitió susurrar, avisando a Aiko, aliviado de que al fin hubiese movimiento. Una panda de niñatos armados con palos y tirachinas llegaron junto a ellos —todavía invisibles—, mientras que una muchacha quedaba en la retaguardia. «Esa debe ser Akimichi Ami».
Por desgracia, la chiquilla parecía inteligente. No se ensuciaba las manos. Tan solo observaba desde la distancia, sin cometer acto delictivo, por mas que fuese evidente que era la que daba las órdenes.
«Convencer a su madre va a estar complicado sin pruebas, aunque siempre puedo tirar de Sharingan… Claro que Aiko debería aprender también a resolver estas situaciones por su cuenta. Hmm…»
Sin pensárselo mucho más, deshizo su jutsu de invisibilidad y formó el sello del carnero en lo que duraba un parpadeo. Gracias al Kawarimi no Jutsu, se intercambió por el chico que había acudido junto a la Akimichi. Una modificación de la técnica la mar de versátil.
—Así que tú eres la jefecilla de esta panda de pacotilllas —dijo, todavía en su Henge—. Me alegro de verme contigo cara a cara, sin intermediarios. Ya estás diciéndole a los tuyos que se vayan de aquí. Ha llegado una nueva banda a la ciudad.
Ahora, en su lugar, esperaba por unos críos que a buen seguro alguno todavía tomaba la teta a que hiciesen acto de aparición. De no ser por el aprecio que le tenía Aiko, en la vida hubiese aceptado aquella misión.
—Ahí vienen… —se permitió susurrar, avisando a Aiko, aliviado de que al fin hubiese movimiento. Una panda de niñatos armados con palos y tirachinas llegaron junto a ellos —todavía invisibles—, mientras que una muchacha quedaba en la retaguardia. «Esa debe ser Akimichi Ami».
Por desgracia, la chiquilla parecía inteligente. No se ensuciaba las manos. Tan solo observaba desde la distancia, sin cometer acto delictivo, por mas que fuese evidente que era la que daba las órdenes.
«Convencer a su madre va a estar complicado sin pruebas, aunque siempre puedo tirar de Sharingan… Claro que Aiko debería aprender también a resolver estas situaciones por su cuenta. Hmm…»
Sin pensárselo mucho más, deshizo su jutsu de invisibilidad y formó el sello del carnero en lo que duraba un parpadeo. Gracias al Kawarimi no Jutsu, se intercambió por el chico que había acudido junto a la Akimichi. Una modificación de la técnica la mar de versátil.
—Así que tú eres la jefecilla de esta panda de pacotilllas —dijo, todavía en su Henge—. Me alegro de verme contigo cara a cara, sin intermediarios. Ya estás diciéndole a los tuyos que se vayan de aquí. Ha llegado una nueva banda a la ciudad.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado