10/12/2020, 23:40
Frente a Yuki se sostuvo una conversación heterogénea que calmó a nuestro pequeño amigo blanco. Había hostilidad, pero también había entendimiento, aunque fuese poco, y algo de fascinación. Ambas cosas le vendrían bien. Finalmente, uno de ellos acabó por lanzarle la información que necesitaba. Pero no despreciaría unos posibles nuevos aliados quedándose sólo con eso.
"Así es, compañeros. Voy en compañía de un humano. Uno despeinado y con los ojos blancos como mi pelaje" —maulló Yuki—. "Gracias por la información. Haremos todo lo posible para encontrar al culpable. O a vuestra Abuela, si finalmente sigue con vida. Si queréis ayudar, mantened los ojos bien abiertos. Estaremos por aquí investigando lo sucedido, podéis acudir a mí para lo que necesitéis."
Soltó un maullido de despedida y se dio la vuelta en dirección a la base de la colina. Pero se topó con su invocador a medio camino, escupiendo soflamas en voz baja sobre unos "mocosos hijos de hierba".
—¿Nyaru?
—Hey, Yuki, ¿has averiguado algo? —refunfuñó Daruu.
—¿Tú sí? Por tu cara, bien lo parece.
—Sí. Que me han robado la puta cartera.
—¡NYAJAJAJAJAJAJA!
—¡Yuki! ¡Pero cabrón de los cojo...! —El shinobi se adelantó y trató de patear al felino, que esquivó ágil el puntapié.
—Va, va, Nyaruu, no te precupes. Tengo nyoticias. Los gatos nyo han presenciado la muerte de Nyegoba, pero saben a dónde fue. —Yuki comenzó a correr hacia el bosque—. ¡Vamos!
—¡Eh, espera!
"Así es, compañeros. Voy en compañía de un humano. Uno despeinado y con los ojos blancos como mi pelaje" —maulló Yuki—. "Gracias por la información. Haremos todo lo posible para encontrar al culpable. O a vuestra Abuela, si finalmente sigue con vida. Si queréis ayudar, mantened los ojos bien abiertos. Estaremos por aquí investigando lo sucedido, podéis acudir a mí para lo que necesitéis."
Soltó un maullido de despedida y se dio la vuelta en dirección a la base de la colina. Pero se topó con su invocador a medio camino, escupiendo soflamas en voz baja sobre unos "mocosos hijos de hierba".
—¿Nyaru?
—Hey, Yuki, ¿has averiguado algo? —refunfuñó Daruu.
—¿Tú sí? Por tu cara, bien lo parece.
—Sí. Que me han robado la puta cartera.
—¡NYAJAJAJAJAJAJA!
—¡Yuki! ¡Pero cabrón de los cojo...! —El shinobi se adelantó y trató de patear al felino, que esquivó ágil el puntapié.
—Va, va, Nyaruu, no te precupes. Tengo nyoticias. Los gatos nyo han presenciado la muerte de Nyegoba, pero saben a dónde fue. —Yuki comenzó a correr hacia el bosque—. ¡Vamos!
—¡Eh, espera!