10/01/2021, 16:21
(Última modificación: 10/01/2021, 16:25 por Amedama Daruu. Editado 1 vez en total.)
Ni Daruu ni Yuki eran capaces de discernir qué era exactamente aquella figura, pero ambos tuvieron la certeza de que era alguien peligroso. El Hyūga intercambió una mirada con el gato y asintió, antes de apuntar con la cabeza hacia la salida de la cueva. Yuki se dio la vuelta y echó a correr a través de la grieta.
«¿Un jinchūriki? No, no puede ser, ¿Juro? No... ¿el shinigami?», se preguntaba, mientras daba un par de pasos casi sin tocar el suelo. Miró al niño aterrorizado de la esquina y le hizo la seña de que mantuviera silencio con el dedo índice. Y de ahí...
Carnero.
La cueva se inundó poco a poco de una espesa niebla gris. Una sensación de humedad invadió la estancia. De mientras, Daruu formó un clon de sombras. Su Kage Bunshin se dirigió sigilosamente hacia la ubicación del niño, y su yo real trató de distraer a aquella cosa con una retahila de cuatro senbon por la espalda.
El Kage Bunshin cortó las cadenas que apresaban al crío gracias al flujo de chakra Raiton y lo agarró bien fuerte en un abrazo. Carnero, Pájaro, y una palmada. Un destello rojizo anunció su huída.
El niño aparecería sano y salvo en la parte superior de la cueva, al lado de la roca que Daruu había marcado con su sangre. Pero el clon de Daruu desaparecería en una nube de humo, y él sólo encontraría otro niño como él. Uno con los ojos de un azul claro intenso, y el cabello completamente blanco. Vestía una chaqueta de plumas de color azul pálido.
—Rápido, chico. Vamonyos de aquí —dijo, e hizo una seña con la cabeza en dirección al bosque.
«¿Un jinchūriki? No, no puede ser, ¿Juro? No... ¿el shinigami?», se preguntaba, mientras daba un par de pasos casi sin tocar el suelo. Miró al niño aterrorizado de la esquina y le hizo la seña de que mantuviera silencio con el dedo índice. Y de ahí...
Carnero.
La cueva se inundó poco a poco de una espesa niebla gris. Una sensación de humedad invadió la estancia. De mientras, Daruu formó un clon de sombras. Su Kage Bunshin se dirigió sigilosamente hacia la ubicación del niño, y su yo real trató de distraer a aquella cosa con una retahila de cuatro senbon por la espalda.
El Kage Bunshin cortó las cadenas que apresaban al crío gracias al flujo de chakra Raiton y lo agarró bien fuerte en un abrazo. Carnero, Pájaro, y una palmada. Un destello rojizo anunció su huída.
El niño aparecería sano y salvo en la parte superior de la cueva, al lado de la roca que Daruu había marcado con su sangre. Pero el clon de Daruu desaparecería en una nube de humo, y él sólo encontraría otro niño como él. Uno con los ojos de un azul claro intenso, y el cabello completamente blanco. Vestía una chaqueta de plumas de color azul pálido.
—Rápido, chico. Vamonyos de aquí —dijo, e hizo una seña con la cabeza en dirección al bosque.