11/01/2021, 23:27
(Última modificación: 11/01/2021, 23:27 por Uzumaki Eri.)
La última comida que había ingerido se estaba posando en su garganta amenazante con salir si no calmaba sus latidos, pero ella se negaba a hacerlo. Estaba nerviosa y asustada por el niño, Daruu y todo lo que podría estar pasando en esos momentos. Dio media vuelta, alejándose del acantilado cuando, de pronto, escuchó algo detrás de ella que le era tan familiar como respirar.
Puff.
—Rápido, chico. Vamonyos de aquí.
Se giró y pudo comprobar como el chiquillo, aun con su rostro lleno de terror; estaba vivo y de una pieza. Quiso llorar de alivio pero se contuvo, sin embargo, se acercó a él rápidamente para comprobar sí estaba bien sujetándole con cuidado por los hombros. Luego se giró a mirar al extraño acompañante que le había dicho que salieran de allí. «Cabello blanco, ojos azules...» No sabía quién era y, sin embargo; preguntó:
—¿Sabéis dónde está Daruu? —se acercó rápidamente a los niños, agachándose para ponerse a su altura, luego recordó que el nombre de Daruu no sería de mucha ayuda si ellos no lo conocían en realidad. «¡Qué tonta eres a veces!»—. Chico alto, moreno, con unos ojos blancos... Tendría que estar por aquí, cerca de una cueva... Lo estoy buscando, por favor... —pidió.
Su voz sonaba angustiada.
Si el niño estaba huyendo y él no se encontraba por allí, podrían estar relacionados tanto la escapada del niño como el crío de cabellos blancos, pero no lo sabía, solo sabía que estaba cerca. Tenía que estarlo.
Igualmente y esperando a una contestación, levantó la vista y buscó la entrada.
Puff.
—Rápido, chico. Vamonyos de aquí.
Se giró y pudo comprobar como el chiquillo, aun con su rostro lleno de terror; estaba vivo y de una pieza. Quiso llorar de alivio pero se contuvo, sin embargo, se acercó a él rápidamente para comprobar sí estaba bien sujetándole con cuidado por los hombros. Luego se giró a mirar al extraño acompañante que le había dicho que salieran de allí. «Cabello blanco, ojos azules...» No sabía quién era y, sin embargo; preguntó:
—¿Sabéis dónde está Daruu? —se acercó rápidamente a los niños, agachándose para ponerse a su altura, luego recordó que el nombre de Daruu no sería de mucha ayuda si ellos no lo conocían en realidad. «¡Qué tonta eres a veces!»—. Chico alto, moreno, con unos ojos blancos... Tendría que estar por aquí, cerca de una cueva... Lo estoy buscando, por favor... —pidió.
Su voz sonaba angustiada.
Si el niño estaba huyendo y él no se encontraba por allí, podrían estar relacionados tanto la escapada del niño como el crío de cabellos blancos, pero no lo sabía, solo sabía que estaba cerca. Tenía que estarlo.
Igualmente y esperando a una contestación, levantó la vista y buscó la entrada.