14/01/2021, 05:05
Kaido solo acertaba a medias: hubo rabia cuando le volaron la cabeza a Kouta, sí, pero no precisamente enfocada a él. Más bien, a lo que había sobre él. Concretamente, un jodido hipócrita que rechazaba ayudar a su hermano en aras de la villa cuando en realidad era un traidor., entre otras cosas.
Datsue se encogió de hombros cuando Kaido terminó de elucubrar.
—Llovió mucho de eso. A saber.
Pero claro que lo sabía. Había sido una bijūdama, concretamente, por cortesía de Shukaku. El cabrón todavía se reía cada vez que lo recordaba. De hecho, lo estaba escuchando reírse a carcajada suelta en aquellos precisos instantes.
Datsue hizo caso omiso a su Padre y estrechó la mano del Tiburón. Apretó con una fuerza innecesaria, seguramente excesiva, pero que servía para demostrarle a Kaido que aquellas maravillas que había oído hablar sobre el Intrépido tenían cierta veracidad, al contrario de lo que sucedía antaño, que eran más bien inventos cosechados por su propia boca. Ya no era el muchachito enclenque al que podía intimidar en la Isla de Monotonía. Aunque, a decir verdad, los músculos hipertrofiados del Uchiha era lo que menos debían preocupar a cualquier oponente. Datsue poseía cosas mucho, mucho peores.
—¿Cuánto hace de aquello, no? —rio Kaido, recordando la vez que le había emboscado en el Círculo de Rocas Ancestrales junto a Daruu y Ayame, con Akame vigilando desde las sombras—. Cuando apenas debíamos preocuparnos por qué tan bien nos iba en el examen chūnin.
—Yo de aquella ya tenía preocupaciones más importantes —dijo, más seco de lo que pretendía. ¿Acaso también había olvidado aquello? ¿O es que prefería no recordarlo? Aiko; el lago; Keisuke… Todo había sucedido por aquella época—. ¿Sabías que Yui me pidió perdón a mí y a Aiko? En el Torneo de los Dojos. Me dijo que le dijese a Aiko toda la verdad. Me dijo que le dijese que lo sentía.
Datsue se encogió de hombros cuando Kaido terminó de elucubrar.
—Llovió mucho de eso. A saber.
Pero claro que lo sabía. Había sido una bijūdama, concretamente, por cortesía de Shukaku. El cabrón todavía se reía cada vez que lo recordaba. De hecho, lo estaba escuchando reírse a carcajada suelta en aquellos precisos instantes.
Datsue hizo caso omiso a su Padre y estrechó la mano del Tiburón. Apretó con una fuerza innecesaria, seguramente excesiva, pero que servía para demostrarle a Kaido que aquellas maravillas que había oído hablar sobre el Intrépido tenían cierta veracidad, al contrario de lo que sucedía antaño, que eran más bien inventos cosechados por su propia boca. Ya no era el muchachito enclenque al que podía intimidar en la Isla de Monotonía. Aunque, a decir verdad, los músculos hipertrofiados del Uchiha era lo que menos debían preocupar a cualquier oponente. Datsue poseía cosas mucho, mucho peores.
—¿Cuánto hace de aquello, no? —rio Kaido, recordando la vez que le había emboscado en el Círculo de Rocas Ancestrales junto a Daruu y Ayame, con Akame vigilando desde las sombras—. Cuando apenas debíamos preocuparnos por qué tan bien nos iba en el examen chūnin.
—Yo de aquella ya tenía preocupaciones más importantes —dijo, más seco de lo que pretendía. ¿Acaso también había olvidado aquello? ¿O es que prefería no recordarlo? Aiko; el lago; Keisuke… Todo había sucedido por aquella época—. ¿Sabías que Yui me pidió perdón a mí y a Aiko? En el Torneo de los Dojos. Me dijo que le dijese a Aiko toda la verdad. Me dijo que le dijese que lo sentía.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado