16/01/2021, 14:13
Poco a poco fui dejando el pueblo a mis espaldas, pero a medida que lo iba haciendo la oscuridad se iba adueñando del sendero y tuve que ir aminorando el paso. No solo eso, sino que tuve que desenvainar mi ninjatō y aplicar el chakura nagare para ver por donde avanzaba y así evitar que tropezase con alguna raíz rebelde o alguna piedra mal puesta.
—Me ha dejado encerrado con é...
Era Daruu a través de aquel sello comunicador que nos había puesto Eri tras la reunión con la alcaldesa de Yachi. Al parecer los peores presagios se iban cumpliendo. Ahora el amejin estaba encerrado contra nuestro enemigo y no solo eso, sino que por el corte de la comunicación todo apuntaba a que estaba totalmente incomunicado.
—¿Con él? ¿Con quién? ¡Daruu! ¿¡Qué pasa?!
Los gritos de angustia de Eri asaltaron mi cabeza. Todo estaba a punto de irse a la mierda.
— ¿Dónde coño estáis? ¿quién es él? No veo ninguna cueva y eso que he seguido las indicaciones que dio Daruu
Ahora el que empezaba a ponerse de los nervios era yo. Aún así, traté de buscar algún tipo de huella o algo y como si de un capricho diabólico del destino se tratase, no muy lejos una rama crujió.
— ¡Eh! ¿Quién anda ahí? — dije, girandome en dirección al ruido.
Kumopansa, por su parte, había seguido el rastro que había encontrado, elc ual la había guiado hasta un hogar adornado con aquellas indistinguibles calabazas tan adorables. Sin embargo, sólo desaparecieron los huellas más pequeñas, posiblemente de algún niño. en su lugar, las grandes, se dirigían hacia el este.
— A la mierda, no tengo nada mejor que hacer
Y siguió el rastro de las susodichas pisadas. A fin de cuentas, siempre podía volver a la casa en cuestión y echar una ojeada.
—Me ha dejado encerrado con é...
Era Daruu a través de aquel sello comunicador que nos había puesto Eri tras la reunión con la alcaldesa de Yachi. Al parecer los peores presagios se iban cumpliendo. Ahora el amejin estaba encerrado contra nuestro enemigo y no solo eso, sino que por el corte de la comunicación todo apuntaba a que estaba totalmente incomunicado.
—¿Con él? ¿Con quién? ¡Daruu! ¿¡Qué pasa?!
Los gritos de angustia de Eri asaltaron mi cabeza. Todo estaba a punto de irse a la mierda.
— ¿Dónde coño estáis? ¿quién es él? No veo ninguna cueva y eso que he seguido las indicaciones que dio Daruu
Ahora el que empezaba a ponerse de los nervios era yo. Aún así, traté de buscar algún tipo de huella o algo y como si de un capricho diabólico del destino se tratase, no muy lejos una rama crujió.
— ¡Eh! ¿Quién anda ahí? — dije, girandome en dirección al ruido.
···
Kumopansa, por su parte, había seguido el rastro que había encontrado, elc ual la había guiado hasta un hogar adornado con aquellas indistinguibles calabazas tan adorables. Sin embargo, sólo desaparecieron los huellas más pequeñas, posiblemente de algún niño. en su lugar, las grandes, se dirigían hacia el este.
— A la mierda, no tengo nada mejor que hacer
Y siguió el rastro de las susodichas pisadas. A fin de cuentas, siempre podía volver a la casa en cuestión y echar una ojeada.
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa