20/01/2021, 07:07
Datsue se rascó la barbilla y miró hacia otro lado, incómodo por la conversación. Tener a alguien frente a él que no paraba de excusar a Akame le ponía de los nervios.
—Ya, bueno. Pues que lo pensase. Mucha pena me da —dijo, cargado de sarcasmo—. Yo me pasé medio año pensando que estaba muerto. Le hablé, ¿sabías? Cuando le enterramos… Bueno, cuando enterramos un puto señuelo, le hablé. Él y yo compartíamos uno de esos sellos que uso para comunicarme con Daruu y Ayame —dijo, señalando uno de los sellos que tenía tras la oreja—. No importa la distancia que nos separase, él me oiría y yo le oiría a él. Le hablé muchas más veces después de aquello. Le contaba cómo iba yendo mi vida. Le… Oh, joder, esto te parecerá gracioso.
Rio antes de poder contárselo siquiera. Una carcajada seca y carente de alegría. Una carcajada que evocaba más al llanto que a la risa.
—¡El día que nos encontramos, Kaido! ¡Allí, en el lago de Shiona! ¿Lo recuerdas? —Fue un encuentro fugaz. Datsue por aquella época no sabía que Kaido se había unido a Dragón Rojo y abandonando a Ame—. ¿Sabes que estaba haciendo justo cuando me interrumpiste? ¡Hablarle! ¡Hablarle a ese maldito bastardo! ¿Sabes cuántas veces me respondió, eh? ¿¡Sabes cuántas!?
Datsue negó con la cabeza, apretando con fuerza los dientes. Comprimiendo esas malditas emociones que le erizaban el vello y, por una incomprensible e irritante razón, hacía que le diesen ganas de llorar.
—Me alegro que se hubiese enganchado al omoide. Lástima que no se hubiese muerto de sobredosis.
—Ya, bueno. Pues que lo pensase. Mucha pena me da —dijo, cargado de sarcasmo—. Yo me pasé medio año pensando que estaba muerto. Le hablé, ¿sabías? Cuando le enterramos… Bueno, cuando enterramos un puto señuelo, le hablé. Él y yo compartíamos uno de esos sellos que uso para comunicarme con Daruu y Ayame —dijo, señalando uno de los sellos que tenía tras la oreja—. No importa la distancia que nos separase, él me oiría y yo le oiría a él. Le hablé muchas más veces después de aquello. Le contaba cómo iba yendo mi vida. Le… Oh, joder, esto te parecerá gracioso.
Rio antes de poder contárselo siquiera. Una carcajada seca y carente de alegría. Una carcajada que evocaba más al llanto que a la risa.
—¡El día que nos encontramos, Kaido! ¡Allí, en el lago de Shiona! ¿Lo recuerdas? —Fue un encuentro fugaz. Datsue por aquella época no sabía que Kaido se había unido a Dragón Rojo y abandonando a Ame—. ¿Sabes que estaba haciendo justo cuando me interrumpiste? ¡Hablarle! ¡Hablarle a ese maldito bastardo! ¿Sabes cuántas veces me respondió, eh? ¿¡Sabes cuántas!?
Datsue negó con la cabeza, apretando con fuerza los dientes. Comprimiendo esas malditas emociones que le erizaban el vello y, por una incomprensible e irritante razón, hacía que le diesen ganas de llorar.
—Me alegro que se hubiese enganchado al omoide. Lástima que no se hubiese muerto de sobredosis.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado