20/01/2021, 21:12
(Última modificación: 20/01/2021, 21:22 por Umikiba Kaido. Editado 1 vez en total.)
Kaido sólo sonrió. Yui nunca dejaría de cortar el bacalao en ese, su País. Que pregunta tan tonta era aquella. Pero tenía razón, quizás Hanabi tendría que hablar con Shanise para asuntos como aquél, que no trascendían hacia el nuevo rango secreto que había adquirido la última de los Amekoro.
—Casi tres —corrigió, respecto al tiempo que estuvo en Dragón Rojo—. y, pues, sí. Había uno que sí me caía bien. O dos. A Ryū le admiraba por su fortaleza, así como el animal que admiran al más fuerte de la manada. Es un maldito bastardo genocida, capaz de matar a su esposa y a su hija para que nadie pudiera usar su amor por ellas en su contra, pero un maldito bastardo poderoso, eso sí. El otro era un Hōzuki. Shaneji era su nombre. El menos malo de todos, y el más tonto. Pero creo que a pesar de todo, era un buen tipo. Un gran camarada.
»Una lástima que Akame lo haya asesinado mientras yo me ocupaba de otros asuntos... en el fondo del océano.
—Casi tres —corrigió, respecto al tiempo que estuvo en Dragón Rojo—. y, pues, sí. Había uno que sí me caía bien. O dos. A Ryū le admiraba por su fortaleza, así como el animal que admiran al más fuerte de la manada. Es un maldito bastardo genocida, capaz de matar a su esposa y a su hija para que nadie pudiera usar su amor por ellas en su contra, pero un maldito bastardo poderoso, eso sí. El otro era un Hōzuki. Shaneji era su nombre. El menos malo de todos, y el más tonto. Pero creo que a pesar de todo, era un buen tipo. Un gran camarada.
»Una lástima que Akame lo haya asesinado mientras yo me ocupaba de otros asuntos... en el fondo del océano.