22/01/2021, 13:51
Algo salió mal. El chaval se mostraba terriblemente asustado y dio un par de pasos hacia atrás. Había algo en mí que le torturaba, quizás era el ninjato empuñado. Lo tiré al suelo para ver si se trataba de eso.
— Vale, ya está, no pasa nada, todo va a ir bien, ¿vale?
Por supuesto que no. Todo lo que íbamos descubriendo aquella noche iba de mal en peor, ¿por qué iba a mejorar ahora de repente? pues eso. El niño se dio media vuelta y se adentro en la inmensidad del bosque. Hice el amago de estirar el brazo para lanzar una telaraña y así retenerlo por la fuerza pero...
—¡¡¡...AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH...!!!
Un tremendo alarido venía de la dirección de la que había venido el niño inicialmente haciendo que mi cuerpo se estremeciera ante aquel desgarrador alarido de ¿dolor?
— ¡Mierda, Daruu!
«Que le jodan»
Aquella debía de ser mi pista para localizar la cueva de las narices y dar con mis compañeros de misión y poner fin de una vez a aquella locura y, de paso, librar a Yachi de la pesadilla en la que se habían asentado en los últimos meses. Así que abandoné al niño a su suerte y me dirigí todo lo rápido que pude en la dirección de aquel grito.
Kumopansa, al recibir el grito, desde el camino que estaba siguiendo aceleró también el ritmo. La curiosidad que residía en sus er le impedía no hacerlo. Además...
— ¡Mierda, espero que nos ea el puto Yota, no tendrías que haberle hecho caso a la pelirroja esa, coño!
Así pues, trató de reducir las distancias entre su posición y aquella señal acústica que parecía diagnosticar un grito de dolor.
— Vale, ya está, no pasa nada, todo va a ir bien, ¿vale?
Por supuesto que no. Todo lo que íbamos descubriendo aquella noche iba de mal en peor, ¿por qué iba a mejorar ahora de repente? pues eso. El niño se dio media vuelta y se adentro en la inmensidad del bosque. Hice el amago de estirar el brazo para lanzar una telaraña y así retenerlo por la fuerza pero...
—¡¡¡...AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH...!!!
Un tremendo alarido venía de la dirección de la que había venido el niño inicialmente haciendo que mi cuerpo se estremeciera ante aquel desgarrador alarido de ¿dolor?
— ¡Mierda, Daruu!
«Que le jodan»
Aquella debía de ser mi pista para localizar la cueva de las narices y dar con mis compañeros de misión y poner fin de una vez a aquella locura y, de paso, librar a Yachi de la pesadilla en la que se habían asentado en los últimos meses. Así que abandoné al niño a su suerte y me dirigí todo lo rápido que pude en la dirección de aquel grito.
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Kumopansa, al recibir el grito, desde el camino que estaba siguiendo aceleró también el ritmo. La curiosidad que residía en sus er le impedía no hacerlo. Además...
— ¡Mierda, espero que nos ea el puto Yota, no tendrías que haberle hecho caso a la pelirroja esa, coño!
Así pues, trató de reducir las distancias entre su posición y aquella señal acústica que parecía diagnosticar un grito de dolor.
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa