11/05/2015, 16:22
-Por fin!!! Exclamé a los cuatro vientos. -Ya jamás tendré que abrir esos libros inútiles de la academia. No es que no me gustara leer, pero sabía lo que se contaba en aquellos libros a nivel político y diplomático estaba la mar de descafeinado. Dentro de mi, quería imaginar que el pacto entre las actuales villas ocultas era una simple cortina de humo, y me gustaría averiguar hasta que punto estaba de tensa la cuerda.
"Bueno, quizás no sería conveniente querer ir tan deprisa" Primero era llevar los libros de la academia que sabía que jamás volvería a abrir, y los dejaré en la biblioteca. Así por lo menos algún futuro aspirante a gennin con escasos recursos pueda aprovechar, y yo ganaría un hermoso espacio en mi estantería.
Mi madre estaba ocupada en la tienda, y no había señal de que Mikasa estuviera. "A saber lo que estará haciendo..." Por lo que salir de casa no fue ningún contratiempo. Llegué sin problemas a la biblioteca, y como era una hora prudente, en la que todo el mundo estaba trabajando o estudiando, la biblioteca se veía bastante tranquila. Me acerqué al mostrador en donde estaba la bibliotecaria. Una entrañable anciana con gran moño y unas pequeñas gafas. Apoyé los libros sobre el mostrador con un gesto en mi cara de como si me hubiera desecho de algo sucio.
-Buenos días, venía a donar estos libros...Me mordí los labios, pues quería expresar con gran detalle el asco que les tenía, pero pensé que aquella señora no tenía la culpa de ello y que no querría escuchar palabras mal sonantes. La anciana se inclinó para ver los libros, y mientras los examinaba a la par que se ajustaba las gafas me lanzaba alguna que otra mirada fugaz. -Veo que están en muy buen estado. Eres un chico muy cuidadoso...La mujer carraspeó como jamás en la vida había oído carraspear a alguien. -Un gesto muy amable por tu parte muchacho.
Arqueé las cejas con rostro sorprendido, pues aún estaba conteniéndome de aquel gutural carraspeo. -Esto...si, si claro, un placer. Creo que ya había aguantado demasiado, aquel lugar olía demasiado a persona mayor. -Bueno, me marcho ya. Le dejo con sus libros. Adios. Pero antes de marchar vi un libro en el mostrador que se titulaba "Historia de la antigua villa oculta de la Hoja" comencé a cavilar sobre lo que sabía de aquel lugar que se encontraba en el país de la Espiral, pero de repente la anciana habló una vez más, interrumpiéndome en el proceso. -Adios muchacho, recuerda que si tienes más libros, los puedes traer sin problemas. Me di media vuelta y me despedí alzando un brazo. -Si si abuela, no se preocupe. La mujer me decía algo más mientras me marchaba, pero ya estaba fuera de la biblioteca y no tenía intención de volver a entrar.
Continué con mi reflexión ahora que me encontraba a solas. "Podría ir de excursión al bosque de la Hoja. Quizás sea emocionante, mejor que estar en casa esperando a que me llamen para buscar un gato o cualquier chorrada de ese estilo" Pues ya estaba decidido, me iba para el país de la Espiral. Fui a casa y cogí todo lo necesario para llevar a cabo aquel viaje, no sin antes dejar una pequeña nota en la cocina explicando que estaría ausente de casa unos días. Cogí mi mapa y marché por el camino que llevaba directamente al puente Kannabi que me brindaría acceso al bosque de la Hoja, una vez allí seguí caminando por un amplio sendero y me quedé a la altura de un poste en el que indicaba claramente varias bifurcaciones, en una de ellas se encontraba las ruinas de lo que fue antaño una importante gran villa.
Me apoyé en una gran roca para tomar un descanso, saque mi odre de agua y bebí un gran trago. No tenía intención de permanecer mucho tiempo parado, pero como el lugar se veía tranquilo y ya que llevaba varias horas de caminata, aproveché y saqué un poco de arcilla y comencé a hacer una pequeña escultura con mis manos. "Mira tu por donde, me vendría bien una taza"
"Bueno, quizás no sería conveniente querer ir tan deprisa" Primero era llevar los libros de la academia que sabía que jamás volvería a abrir, y los dejaré en la biblioteca. Así por lo menos algún futuro aspirante a gennin con escasos recursos pueda aprovechar, y yo ganaría un hermoso espacio en mi estantería.
Mi madre estaba ocupada en la tienda, y no había señal de que Mikasa estuviera. "A saber lo que estará haciendo..." Por lo que salir de casa no fue ningún contratiempo. Llegué sin problemas a la biblioteca, y como era una hora prudente, en la que todo el mundo estaba trabajando o estudiando, la biblioteca se veía bastante tranquila. Me acerqué al mostrador en donde estaba la bibliotecaria. Una entrañable anciana con gran moño y unas pequeñas gafas. Apoyé los libros sobre el mostrador con un gesto en mi cara de como si me hubiera desecho de algo sucio.
-Buenos días, venía a donar estos libros...Me mordí los labios, pues quería expresar con gran detalle el asco que les tenía, pero pensé que aquella señora no tenía la culpa de ello y que no querría escuchar palabras mal sonantes. La anciana se inclinó para ver los libros, y mientras los examinaba a la par que se ajustaba las gafas me lanzaba alguna que otra mirada fugaz. -Veo que están en muy buen estado. Eres un chico muy cuidadoso...La mujer carraspeó como jamás en la vida había oído carraspear a alguien. -Un gesto muy amable por tu parte muchacho.
Arqueé las cejas con rostro sorprendido, pues aún estaba conteniéndome de aquel gutural carraspeo. -Esto...si, si claro, un placer. Creo que ya había aguantado demasiado, aquel lugar olía demasiado a persona mayor. -Bueno, me marcho ya. Le dejo con sus libros. Adios. Pero antes de marchar vi un libro en el mostrador que se titulaba "Historia de la antigua villa oculta de la Hoja" comencé a cavilar sobre lo que sabía de aquel lugar que se encontraba en el país de la Espiral, pero de repente la anciana habló una vez más, interrumpiéndome en el proceso. -Adios muchacho, recuerda que si tienes más libros, los puedes traer sin problemas. Me di media vuelta y me despedí alzando un brazo. -Si si abuela, no se preocupe. La mujer me decía algo más mientras me marchaba, pero ya estaba fuera de la biblioteca y no tenía intención de volver a entrar.
Continué con mi reflexión ahora que me encontraba a solas. "Podría ir de excursión al bosque de la Hoja. Quizás sea emocionante, mejor que estar en casa esperando a que me llamen para buscar un gato o cualquier chorrada de ese estilo" Pues ya estaba decidido, me iba para el país de la Espiral. Fui a casa y cogí todo lo necesario para llevar a cabo aquel viaje, no sin antes dejar una pequeña nota en la cocina explicando que estaría ausente de casa unos días. Cogí mi mapa y marché por el camino que llevaba directamente al puente Kannabi que me brindaría acceso al bosque de la Hoja, una vez allí seguí caminando por un amplio sendero y me quedé a la altura de un poste en el que indicaba claramente varias bifurcaciones, en una de ellas se encontraba las ruinas de lo que fue antaño una importante gran villa.
Me apoyé en una gran roca para tomar un descanso, saque mi odre de agua y bebí un gran trago. No tenía intención de permanecer mucho tiempo parado, pero como el lugar se veía tranquilo y ya que llevaba varias horas de caminata, aproveché y saqué un poco de arcilla y comencé a hacer una pequeña escultura con mis manos. "Mira tu por donde, me vendría bien una taza"