7/02/2021, 02:05
Mientras Akame se recostaba para entablar una actitud comunicativa hacia el marionetista, Juro no pudo evitar acercarse un poco más para que, al menos, el calor de la hoguera pudiera aliviar el sufrimiento de su cuerpo ante el frío constante. Por muy cobijado que estuviera y lo mucho que se cubriera con aquellas mantas, el puto frío inundaba todo su cuerpo y hacía temblar sus mismas entrañas.
Juro comenzó a sospechar que el contenido de aquella calabaza, que el Uchiha se había llevado a la boca como cinco o seis veces ya, no era precisamente agua. No contento con eso, Akame sacó un cigarro, lo encendió con un chasquido de dedos y comenzó a fumar.
« Está demacrado » — Muerto. Traidor. Genocida. Juro había escuchado mucho de él durante todo este tiempo. Él, que recordaba al Uchiha Akame del pasado, aquel ninja fiel a Uzushiogakure con una moral inquebrantable y una fuerza sin igual, pudo ver que la persona que tenía delante no era más que una sombra de lo que antes fue. ¿Era el peso de sus acciones y de los cargos que ahora ostentaba lo que le había dejado así? ¿O quizá aquella demacración era la que había desencadenado todo?
La persona que tenía delante ya no era el Uchiha Akame que conocía. Y eso no quería decir que fuera una versión más débil. Al contrario. Aunque dependiera del placer de la adicción a aquellas sustancias, solo un idiota no se daría cuenta del peligro que emanaba. Quien sabe que clase de poder había adquirido en su exilio.
Tras analizarlo, Juro tomó una decisión. Puede que no pudiera permitirse confiar en una persona como él — a sus ojos, prácticamente un desconocido — pero escucharía lo que tuviera que decir.
— Eso es cierto — Nada era inmutable en la vida. Quien sabe cómo estarían las cosas dentro de cinco años. ¿Habrían derrotado a la amenaza de Kurama? ¿Quizá su imperio ahora poblaría el mundo? ¿Una nueva amenaza habría complicado todo? Dios. La pregunta que más miedo tenía de lanzar al aire en realidad era otra. ¿Seguiría él vivo dentro de cinco años? —. La vida es una rueda y gira constantemente. Pero a veces, si no tienes el suficiente cuidado, te puede aplastar. Lo más aterrador es que no puedes saber con certeza cuando pasará. Solo dejarte llevar hasta entonces
A su Kage, le aplastó, desde luego. Era demasiado viejo, demasiado cerrado de mente. No pudo entender la importancia de los Bijuu, la necesidad de crear una alianza contra Kurama. Quién sabe. Quizá ni si quiera entendió, en primer lugar, la verdadera amenaza que supone Kurama para el mundo.
Juro contuvo un suspiro al escuchar las palabras de Akame. Sí, ambos habían asesinado a su Kage, pero por diferentes motivos y en diferentes circunstancias. El poner a su Kage dentro del mismo saco que la persona a la que referenciaba el Uchiha le provocó nauseas. No. No se merecía eso. Y, nuevamente, la vida del exiliado le ponía en la obligación de sentirse, de alguna manera, orgulloso por la acción más terrible que había hecho en su vida. Sí, era un matakages, pero una cosa era serlo y otra proclamarlo a los cuatro vientos.
— Ser un Jinchūriki no es fácil — admitió Juro, encogiéndose de hombros. Tomó todo el valor y la falsedad que pudo para continuar con su discurso. No se sentía cómodo, pero al menos, trató de parecerlo—. El viejo desconfió de mi. Creía que conspiraba contra la villa. Que era parte de las filas de Kurama y por tanto, un enemigo para Kusagakure. Quiso encerrarme en una celda y yo me negué. Me negué a ser culpable de algo que no había hecho. Conseguí mi libertad pagando el precio del exilio.
» Puede que la situación se descontrolara un poco, desde luego. Pero así son las cosas y así pasó. Todos me persiguen y mi único deber ahora es mantenerme con vida .
Él también tenía mucha curiosidad, por supuesto. Y pensaba preguntarle. Pero decidió esperar a que Akame terminara de satisfacer su curiosidad, antes de empezar a preocuparse de la suya.
Juro comenzó a sospechar que el contenido de aquella calabaza, que el Uchiha se había llevado a la boca como cinco o seis veces ya, no era precisamente agua. No contento con eso, Akame sacó un cigarro, lo encendió con un chasquido de dedos y comenzó a fumar.
« Está demacrado » — Muerto. Traidor. Genocida. Juro había escuchado mucho de él durante todo este tiempo. Él, que recordaba al Uchiha Akame del pasado, aquel ninja fiel a Uzushiogakure con una moral inquebrantable y una fuerza sin igual, pudo ver que la persona que tenía delante no era más que una sombra de lo que antes fue. ¿Era el peso de sus acciones y de los cargos que ahora ostentaba lo que le había dejado así? ¿O quizá aquella demacración era la que había desencadenado todo?
La persona que tenía delante ya no era el Uchiha Akame que conocía. Y eso no quería decir que fuera una versión más débil. Al contrario. Aunque dependiera del placer de la adicción a aquellas sustancias, solo un idiota no se daría cuenta del peligro que emanaba. Quien sabe que clase de poder había adquirido en su exilio.
Tras analizarlo, Juro tomó una decisión. Puede que no pudiera permitirse confiar en una persona como él — a sus ojos, prácticamente un desconocido — pero escucharía lo que tuviera que decir.
— Eso es cierto — Nada era inmutable en la vida. Quien sabe cómo estarían las cosas dentro de cinco años. ¿Habrían derrotado a la amenaza de Kurama? ¿Quizá su imperio ahora poblaría el mundo? ¿Una nueva amenaza habría complicado todo? Dios. La pregunta que más miedo tenía de lanzar al aire en realidad era otra. ¿Seguiría él vivo dentro de cinco años? —. La vida es una rueda y gira constantemente. Pero a veces, si no tienes el suficiente cuidado, te puede aplastar. Lo más aterrador es que no puedes saber con certeza cuando pasará. Solo dejarte llevar hasta entonces
A su Kage, le aplastó, desde luego. Era demasiado viejo, demasiado cerrado de mente. No pudo entender la importancia de los Bijuu, la necesidad de crear una alianza contra Kurama. Quién sabe. Quizá ni si quiera entendió, en primer lugar, la verdadera amenaza que supone Kurama para el mundo.
Juro contuvo un suspiro al escuchar las palabras de Akame. Sí, ambos habían asesinado a su Kage, pero por diferentes motivos y en diferentes circunstancias. El poner a su Kage dentro del mismo saco que la persona a la que referenciaba el Uchiha le provocó nauseas. No. No se merecía eso. Y, nuevamente, la vida del exiliado le ponía en la obligación de sentirse, de alguna manera, orgulloso por la acción más terrible que había hecho en su vida. Sí, era un matakages, pero una cosa era serlo y otra proclamarlo a los cuatro vientos.
— Ser un Jinchūriki no es fácil — admitió Juro, encogiéndose de hombros. Tomó todo el valor y la falsedad que pudo para continuar con su discurso. No se sentía cómodo, pero al menos, trató de parecerlo—. El viejo desconfió de mi. Creía que conspiraba contra la villa. Que era parte de las filas de Kurama y por tanto, un enemigo para Kusagakure. Quiso encerrarme en una celda y yo me negué. Me negué a ser culpable de algo que no había hecho. Conseguí mi libertad pagando el precio del exilio.
» Puede que la situación se descontrolara un poco, desde luego. Pero así son las cosas y así pasó. Todos me persiguen y mi único deber ahora es mantenerme con vida .
Él también tenía mucha curiosidad, por supuesto. Y pensaba preguntarle. Pero decidió esperar a que Akame terminara de satisfacer su curiosidad, antes de empezar a preocuparse de la suya.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60