8/02/2021, 18:27
—Amén a eso, compañero —secundó el Uchiha cuando Juro admitió la futilidad de la vida y el destino. Alzó la calabaza y, tras un brindis en solitario, bebió un trago. Luego miró de arriba a abajo al exiliado de la Hierba; le extendió el brebaje—. Es bueno para el frío del Desierto... Entre otras cosas —remató, con una carcajada seca.
Aceptara o no Juro su ofrecimiento, el Uchiha volvió a recostarse sobre la arena. Bajo la sombra del kasa de paja que le cubría el pelo recogido en un moño alto, Akame observaba a aquel muchacho con una mezcla de curiosidad y cautela. Aparentaba tanta inocencia y candidez como la primera vez que se conocieran, pero ahora había una diferencia fundamental: aquel chico había asesinado a uno de los shinobi más poderosos de la historia de Ōnindo. Si las historias eran ciertas, sin ayuda.
Eso no dejaba indiferente a nadie.
Juro siguió hablando, esta vez de las tribulaciones de ser un mal llamado "Guardián" —Akame más bien pensaba que el preso era él, cargando con un demonio de crueldad sin límites que probablemente le atormentaría en sus sueños cada noche—, y de los desafortunados eventos que le habían llevado al exilio.
—Dímelo a mí —murmuró el Uchiha, con visible mala gana, cuando Juro aseguró que su condición no era fácil de sobrellevar.
Akame escuchó con atención e interés aquella historia. No se diferenciaba demasiado de la suya propia, pues el joven jinchūriki también había sido traicionado por aquellos a quienes guardaba lealtad.
Fumó otra larga calada. El conflicto y tormento que padecía aquel chiquillo tronaba más fuerte que sus propias palabras, supuraba por cada poro de su piel. Akame sintió lástima por un momento.
—Así que el puto viejo mordió más de lo que podía masticar y al final le pudo la paranoia —soltó un bufido—. Supongo que no hay precio demasiado alto por conservar la propia vida... O la propia libertad, que es incluso más valiosa —volvió a incorporarse, esta vez mirando directamente al muchacho—. Eres un superviviente, Juro. Así que te diré algo, de superviviente a superviviente: nunca olvides lo que has hecho, el resto del mundo no lo hará. Llévalo como una armadura y no podrán utilizarlo para hacerte daño.
Aceptara o no Juro su ofrecimiento, el Uchiha volvió a recostarse sobre la arena. Bajo la sombra del kasa de paja que le cubría el pelo recogido en un moño alto, Akame observaba a aquel muchacho con una mezcla de curiosidad y cautela. Aparentaba tanta inocencia y candidez como la primera vez que se conocieran, pero ahora había una diferencia fundamental: aquel chico había asesinado a uno de los shinobi más poderosos de la historia de Ōnindo. Si las historias eran ciertas, sin ayuda.
Eso no dejaba indiferente a nadie.
Juro siguió hablando, esta vez de las tribulaciones de ser un mal llamado "Guardián" —Akame más bien pensaba que el preso era él, cargando con un demonio de crueldad sin límites que probablemente le atormentaría en sus sueños cada noche—, y de los desafortunados eventos que le habían llevado al exilio.
—Dímelo a mí —murmuró el Uchiha, con visible mala gana, cuando Juro aseguró que su condición no era fácil de sobrellevar.
Akame escuchó con atención e interés aquella historia. No se diferenciaba demasiado de la suya propia, pues el joven jinchūriki también había sido traicionado por aquellos a quienes guardaba lealtad.
Fumó otra larga calada. El conflicto y tormento que padecía aquel chiquillo tronaba más fuerte que sus propias palabras, supuraba por cada poro de su piel. Akame sintió lástima por un momento.
—Así que el puto viejo mordió más de lo que podía masticar y al final le pudo la paranoia —soltó un bufido—. Supongo que no hay precio demasiado alto por conservar la propia vida... O la propia libertad, que es incluso más valiosa —volvió a incorporarse, esta vez mirando directamente al muchacho—. Eres un superviviente, Juro. Así que te diré algo, de superviviente a superviviente: nunca olvides lo que has hecho, el resto del mundo no lo hará. Llévalo como una armadura y no podrán utilizarlo para hacerte daño.