10/02/2021, 17:55
«Y ahí viene...»
Desde el momento en el que Juro le había reconocido, Akame sabía que aquella pregunta acabaría saliendo. ¿Cómo había terminado Uchiha Akame, jōnin de Uzushiogakure y fiel como un perro a su Aldea, mezclado con semejantes compañías? ¿Cómo había podido tomar parte en el atentado de los Dojos?
Fumó una honda calada. Lo que Juro quería saber no tenía una explicación sencilla y, desde luego, él no sabía por dónde empezar.
—Cuando era niño me fui de casa —al final decidió remontarse hasta lo que él consideraba "el principio" de sus andanzas—. Acabé en un grupúsculo supremacista Uchiha, unos tipos que querían devolver al clan su antigua gloria. Cuando fui lo suficientemente mayor me mandaron a Uzushio, a recibir entrenamiento ninja.
Prefirió omitir algunas partes. Tal vez volviese a ellas luego.
—Claro que allí nadie sabía de dónde había salido yo realmente, iba con una identidad más falsa que un ryō de madera. Era buen estudiante y no llamaba la atención, así que supongo que nadie se molestó nunca en comprobar nada —ahora que lo decía en voz alta, sonaba tan cómico que no pudo evitar reír—. Manda cojones.
Apuró el cigarrillo y lo tiró a las brasas, observando cómo se consumía, ahogado por las llamas.
—Claro que esta gente nunca había tenido en cuenta el lavado de coco que te hacen en una Villa Ninja, ni el efecto que podía llegar a tener en un chaval como yo. En un momento dado decidí darles la espalda y traté de cortar relaciones —levantó entonces la mirada—. Como es lógico no sentó bien. Yo sabía que habría repercusiones, pero joder, a esas alturas me había tragado todo el rollo del "Camino del Ninja" de tal forma que pensaba que una placa dorada en mi hombro me hacía invencible.
El exiliado se encogió de hombros, dejando que Juro entendiera la futilidad de la llamada vida shinobi.
—Al final acabaron filtrando información mía a un tipejo de la Villa, y me caí con todo el equipo.
Desde el momento en el que Juro le había reconocido, Akame sabía que aquella pregunta acabaría saliendo. ¿Cómo había terminado Uchiha Akame, jōnin de Uzushiogakure y fiel como un perro a su Aldea, mezclado con semejantes compañías? ¿Cómo había podido tomar parte en el atentado de los Dojos?
Fumó una honda calada. Lo que Juro quería saber no tenía una explicación sencilla y, desde luego, él no sabía por dónde empezar.
—Cuando era niño me fui de casa —al final decidió remontarse hasta lo que él consideraba "el principio" de sus andanzas—. Acabé en un grupúsculo supremacista Uchiha, unos tipos que querían devolver al clan su antigua gloria. Cuando fui lo suficientemente mayor me mandaron a Uzushio, a recibir entrenamiento ninja.
Prefirió omitir algunas partes. Tal vez volviese a ellas luego.
—Claro que allí nadie sabía de dónde había salido yo realmente, iba con una identidad más falsa que un ryō de madera. Era buen estudiante y no llamaba la atención, así que supongo que nadie se molestó nunca en comprobar nada —ahora que lo decía en voz alta, sonaba tan cómico que no pudo evitar reír—. Manda cojones.
Apuró el cigarrillo y lo tiró a las brasas, observando cómo se consumía, ahogado por las llamas.
—Claro que esta gente nunca había tenido en cuenta el lavado de coco que te hacen en una Villa Ninja, ni el efecto que podía llegar a tener en un chaval como yo. En un momento dado decidí darles la espalda y traté de cortar relaciones —levantó entonces la mirada—. Como es lógico no sentó bien. Yo sabía que habría repercusiones, pero joder, a esas alturas me había tragado todo el rollo del "Camino del Ninja" de tal forma que pensaba que una placa dorada en mi hombro me hacía invencible.
El exiliado se encogió de hombros, dejando que Juro entendiera la futilidad de la llamada vida shinobi.
—Al final acabaron filtrando información mía a un tipejo de la Villa, y me caí con todo el equipo.