12/03/2021, 12:21
La mañana se había presentado para ella normal en su medida, su madre ya se había marchado a su pequeña tienda de costura y ella por el momento, no tenia nada que hacer. La pequeña casa estaba limpia en su totalidad, el día anterior habían hecho la compra por lo que a menos que quisiera ejercitarse un poco aquella mañana, otra cosa no tendría que hacer.
Tras hacerse una taza de café bien amarga, se dirigió al salon todavía en su pijama de una única pieza que simulaba un mapache de pelo marron claro y con una inútil capucha para el interior. Pero la habitación estaba hasta arriba de colchas, sabanas y algunos cojines o almohadas; si ya era pequeño de por sí, siendo unos escasos diez metros cuadrados, ahora se veía completamente ridiculo. Suspiró y dió un sorbo, bebiendo por error demasiado y quemandose los labios cuando unos fuertes golpes sonaron en la ventana de la cocina de donde venía.
— ¿¡Pero que coño haces!? — gritó tras abrirla, al ver al enorme ave e intentó agarrarla de las garras.
—¡Zhaoren Lyndis! ¡Zhaoren Lyndis! ¿Está Zhaoren Lyndis por aquí? — Gritaba sin parar y la joven estuvo a punto de agarrarlo de cuello hasta que reculó.—¡Traigo un pergamino de misión para Zhaoren Lyndis! —[/sub] Repitió una vez más el pajarraco.
— ¿Eh? ¿Una misión — respondió sorprendida.
Soltó el pergamino enrollado sobre el borde de la ventana, para ser recogido por Lyn posteriormente para alzar el oscuro animal el vuelo. La chica de piel bronceada lo abrió todavía molesta por el escándalo y procedió a leerlo sentada en la mesa mientras terminaba su desayuno.
— Bueno... Pues hoy tampoco voy a poder relajarme
Tras varios minutos después de volver a su habitación en el piso superior, dejó una pequeña nota escrita en la mesa que le indicaría a su madre que se debía marchar por otro encargo, cosa que a ninguna de las dos le molestaba. Tras vestirse con su ropa habitual, aferrar con fuerza su bandana en el brazo que indicaba que estaba de servicio, y echar a su espalda el macuto, se dirigió hasta el lugar indicado sin mucha prisa pero tampoco pausadamente, al menos aquello le serviría para estirar las piernas un rato.
Tras hacerse una taza de café bien amarga, se dirigió al salon todavía en su pijama de una única pieza que simulaba un mapache de pelo marron claro y con una inútil capucha para el interior. Pero la habitación estaba hasta arriba de colchas, sabanas y algunos cojines o almohadas; si ya era pequeño de por sí, siendo unos escasos diez metros cuadrados, ahora se veía completamente ridiculo. Suspiró y dió un sorbo, bebiendo por error demasiado y quemandose los labios cuando unos fuertes golpes sonaron en la ventana de la cocina de donde venía.
— ¿¡Pero que coño haces!? — gritó tras abrirla, al ver al enorme ave e intentó agarrarla de las garras.
—¡Zhaoren Lyndis! ¡Zhaoren Lyndis! ¿Está Zhaoren Lyndis por aquí? — Gritaba sin parar y la joven estuvo a punto de agarrarlo de cuello hasta que reculó.—¡Traigo un pergamino de misión para Zhaoren Lyndis! —[/sub] Repitió una vez más el pajarraco.
— ¿Eh? ¿Una misión — respondió sorprendida.
Soltó el pergamino enrollado sobre el borde de la ventana, para ser recogido por Lyn posteriormente para alzar el oscuro animal el vuelo. La chica de piel bronceada lo abrió todavía molesta por el escándalo y procedió a leerlo sentada en la mesa mientras terminaba su desayuno.
— Bueno... Pues hoy tampoco voy a poder relajarme
Tras varios minutos después de volver a su habitación en el piso superior, dejó una pequeña nota escrita en la mesa que le indicaría a su madre que se debía marchar por otro encargo, cosa que a ninguna de las dos le molestaba. Tras vestirse con su ropa habitual, aferrar con fuerza su bandana en el brazo que indicaba que estaba de servicio, y echar a su espalda el macuto, se dirigió hasta el lugar indicado sin mucha prisa pero tampoco pausadamente, al menos aquello le serviría para estirar las piernas un rato.