16/03/2021, 18:31
Yui dejó escapar un largo y profundo suspiro. Por primera vez en mucho tiempo, fue invadida por un lejano y difuso recuerdo. Algo sobre un libro, allá arriba en su despacho. Sin saber por qué, sintió ira, profunda y destilada, aunque muy escasa. En el fondo de su memoria.
En ese momento sólo pudo echarse una mano a la frente.
—No, Ayame, no nos vamos de picnic de verdad —dijo, paciente—. Pero tampoco nos vamos de misión ahora mismo. —La mujer se bebió todo el café que le quedaba e inclinó la cabeza ante Zetsuo en señal de agradecimiento. Se levantó y se acercó a Ayame. Le puso una mano encima del hombro—. Anda, deja el equipaje para otro momento y vente conmigo a dar un paseo. Te contaré los detalles.
»Tienes una casa bonita, Zetsuo. ¿La decoraste solo o te han ayudado tus hijos? ¿O fue...?
En ese momento sólo pudo echarse una mano a la frente.
—No, Ayame, no nos vamos de picnic de verdad —dijo, paciente—. Pero tampoco nos vamos de misión ahora mismo. —La mujer se bebió todo el café que le quedaba e inclinó la cabeza ante Zetsuo en señal de agradecimiento. Se levantó y se acercó a Ayame. Le puso una mano encima del hombro—. Anda, deja el equipaje para otro momento y vente conmigo a dar un paseo. Te contaré los detalles.
»Tienes una casa bonita, Zetsuo. ¿La decoraste solo o te han ayudado tus hijos? ¿O fue...?