21/03/2021, 07:56
Los hombres no la interrumpieron, aunque se le quedaban viendo algunos de reojo. Llamaba la atención su bandana, pero más su extraño "maquillaje" que le daba un aire muy extraño. Sin embargo, los sujetos estaban demasiado ocupados para quedarse parados a criticarla. Ya habría chisme para luego.
Mientras avanzaba y buscaba en quién apoyarse, ella divisaría a un grupo en especial cerca de una improvisada caseta. Un hombre sujetaba unos planos y señalaba con su mano a su vez que gritaba, dirigiendo a los distintos grupos de hombres que se movilizaban a toda prisa. Uno de los capataces que se encontraba dialogando con él, de pronto volteó, notando la presencia de la chica y de inmediato avisó al sujeto que parecía ser el jefe de la obra.
El sujeto era alto, regordete, con una barba castaña algo poblada para su calva cabeza. Sus ojos eran vivarachos y su sonrisa bastante amplia.
—¡Oeh! — Llamó de pronto el grandulón, usando su mano para indicarle a la chica que se acerca. --¿No serás tú el shinobi que solicitamos, eh chica? — Dijo con una sonrisa confianzuda. —De ser así, permíteme presentarme: Soy Kōno Naotsugu jefe de obras — Extendió su mano para estrechar la mano la de la chica, siendo un saludo un tanto distinto a las típicas reverencias. Si ella aceptaba, notaría que el sujeto empleó bastante fuerza en el apretón.
—¿A dónde vas por cierto con ese maquillaje? Pareces un mapache bandido, jaja — Río el sujeto. Parecía rebosar de energía.
Mientras avanzaba y buscaba en quién apoyarse, ella divisaría a un grupo en especial cerca de una improvisada caseta. Un hombre sujetaba unos planos y señalaba con su mano a su vez que gritaba, dirigiendo a los distintos grupos de hombres que se movilizaban a toda prisa. Uno de los capataces que se encontraba dialogando con él, de pronto volteó, notando la presencia de la chica y de inmediato avisó al sujeto que parecía ser el jefe de la obra.
El sujeto era alto, regordete, con una barba castaña algo poblada para su calva cabeza. Sus ojos eran vivarachos y su sonrisa bastante amplia.
—¡Oeh! — Llamó de pronto el grandulón, usando su mano para indicarle a la chica que se acerca. --¿No serás tú el shinobi que solicitamos, eh chica? — Dijo con una sonrisa confianzuda. —De ser así, permíteme presentarme: Soy Kōno Naotsugu jefe de obras — Extendió su mano para estrechar la mano la de la chica, siendo un saludo un tanto distinto a las típicas reverencias. Si ella aceptaba, notaría que el sujeto empleó bastante fuerza en el apretón.
—¿A dónde vas por cierto con ese maquillaje? Pareces un mapache bandido, jaja — Río el sujeto. Parecía rebosar de energía.