16/04/2021, 12:44
No fue el tamaño gigantesco del lagartijo, ni sus garras que asemejaban a unas guadañas, ni específicamente la forma de sus dientes, tan afilados y contundentes como una trituradora de chatarra y hierro, lo que más le preocupó. No, lo que más le llamó la atención fue aquella baba rosácea que le caía de los labios y esas encías hinchadas y enrojecidas, como si le sangrasen muy a menudo producto de una mala higiene bucal y muchas bacterias. Qué asco. Se ponía enferma solo de mirarlo. Le daban ganas de vomitar.
—Pensaba que intentábamos recuperar el tiempo perdido, hijo. Ponernos al día. ¿Por qué no le dices a tu amigo que se vaya por dónde ha venido?
Que en su caso, consistiría en literalmente esfumarse.
—Pensaba que intentábamos recuperar el tiempo perdido, hijo. Ponernos al día. ¿Por qué no le dices a tu amigo que se vaya por dónde ha venido?
Que en su caso, consistiría en literalmente esfumarse.