22/04/2021, 12:13
Yui clavó una lenta y dolorosa mirada en los ojos de Ayame, estudiándola. A medio camino, su mueca juzgamental se transformó en una orgullosa sonrisa. Le mostró aquellos dientes durante tanto tiempo en silencio que cualquiera creería que a Yui no le hacía falta parpadear.
—Ahh... no puedo librarme de Shanise ni cuando no está aquí, ¿eh? Entiendo por qué te eligió a ti. O a lo mejor es que has aprendido rápido. —Imitando a Ayame, Yui se reclinó y suspiró, echando los brazos hacia atrás. Sus pies casi tocaban ya el respaldo del asiento de enfrente, que estaba lleno del barro de sus botas—. Tienes razón. Pero si todo parece estar como siempre, iré directa a hablar con ese charlatán. Tengo preguntas que hacer.
»Quizás deberíamos averiguar primero dónde está ese tal Maimai del que te hablaron.
—Ahh... no puedo librarme de Shanise ni cuando no está aquí, ¿eh? Entiendo por qué te eligió a ti. O a lo mejor es que has aprendido rápido. —Imitando a Ayame, Yui se reclinó y suspiró, echando los brazos hacia atrás. Sus pies casi tocaban ya el respaldo del asiento de enfrente, que estaba lleno del barro de sus botas—. Tienes razón. Pero si todo parece estar como siempre, iré directa a hablar con ese charlatán. Tengo preguntas que hacer.
»Quizás deberíamos averiguar primero dónde está ese tal Maimai del que te hablaron.