27/05/2021, 07:41
(Última modificación: 8/07/2021, 02:50 por Akamatsu Nao. Editado 2 veces en total.)
La lluvia era, como todos los días, fría e inclemente. Pero esto era un buen clima para todos en la villa, porque, vaya, raramente tenían otro. Y si lo tenían, por lo general la cosa no acababa bien.
Esto nos llevaba a las calles de la aldea donde se escuchaban unos pasos entre los charcos... O no. La palabra más adecuada serían pisadas, pisadas de cuatro patas pequeñas que se dirigían a una casa cualquiera, pero el motivo no era tan sencillo como este. Se trataba de la casa de la joven Nara Jun que aún no había sado sus primeros pasos como shinobi, pero estaba por empezar en este camino.
Se escuchó el sonido de algo o alguien llamando a la puerta: Tres golpes sonoros que parecían haber sido dados por algo muy pequeño.
Quién quiera que se asomara a abrir y recibir al extraño se encontraría con una imagen curiosa: Un enorme doberman sentado frente a la puerta, y que pese a estar en esa posición era tan grande que su mirada aún podía hallarse frente a frente con la de una persona adulta. El animal portaba una bandana de Amegakure en el cuello, y un pergamino en la boca. Ciertamente, tenía un rostro impaciente mientras esperaba una respuesta.