7/06/2021, 15:31
(Última modificación: 7/06/2021, 15:31 por Amedama Daruu.)
La puerta se abrió. En un lamentable estado, la muchacha se apoyó en el marco de la puerta como si estuviera a punto de morirse. Apestaba a alcohol. Daruu arrugó la nariz, y suspiró mientras Mai le mandaba a freír espárragos.
—Me preocupaba cómo estarías —dijo, sinceramente, pero se encogió de hombros y añadió—: ¿sabes? No se acaba el mundo porque te digan que no. Llevo varios años con mi chica y no se merece menos que tú. Solo venía a decirte que lo siento, supongo. —Hizo una pausa y desvió la mirada, incómodo—. Nada más. Era eso. Por cierto, conozco a un tipo que casi pierde a su familia por culpa del alcohol. Los malos tragos no se pasan dándole a la botella. Solo se hacen más amargos.
El amejin se dio la vuelta y se encaminó a abandonar el perímetro de la casa.
»Tienes a un compañero muy preocupado por ti allá en la casa de Hada. No te aconsejo ir de esta guisa, pero... al menos tienes a alguien mañana.
—Me preocupaba cómo estarías —dijo, sinceramente, pero se encogió de hombros y añadió—: ¿sabes? No se acaba el mundo porque te digan que no. Llevo varios años con mi chica y no se merece menos que tú. Solo venía a decirte que lo siento, supongo. —Hizo una pausa y desvió la mirada, incómodo—. Nada más. Era eso. Por cierto, conozco a un tipo que casi pierde a su familia por culpa del alcohol. Los malos tragos no se pasan dándole a la botella. Solo se hacen más amargos.
El amejin se dio la vuelta y se encaminó a abandonar el perímetro de la casa.
»Tienes a un compañero muy preocupado por ti allá en la casa de Hada. No te aconsejo ir de esta guisa, pero... al menos tienes a alguien mañana.