19/06/2021, 21:31
La estrategia de las dos kunoichi era simple, básica. Se enseñaba en las Academias de shinobi de todo Oonindo. Las técnicas de clonación eran avanzadas pero ampliamente extendidas. Y había un motivo de sobra para que ambas cosas fuesen tan accesibles.
Eran efectivas.
La emboscada cayó sobre las réplicas. Eran un hombre y una mujer. Uno rollizo y rubio, la otra estirada y pelirroja. El hombre desenvainó su katana y atravesó el vientre de Yui con una sonrisa. La mujer utilizó el dai shuriken para rajar el pecho de Ayame. Ambos evitaron puntos vitales. Pero no había puntos que evitar.
Y así lo reflejaban sus asustados rostros, mirándolas.
A las de verdad.
Eran efectivas.
La emboscada cayó sobre las réplicas. Eran un hombre y una mujer. Uno rollizo y rubio, la otra estirada y pelirroja. El hombre desenvainó su katana y atravesó el vientre de Yui con una sonrisa. La mujer utilizó el dai shuriken para rajar el pecho de Ayame. Ambos evitaron puntos vitales. Pero no había puntos que evitar.
Y así lo reflejaban sus asustados rostros, mirándolas.
A las de verdad.
Esta cuenta representa a la totalidad de los administradores de NinjaWorld.es