19/06/2021, 23:08
(Última modificación: 19/06/2021, 23:09 por Uzumaki Eri. Editado 1 vez en total.)
—Aunque me hubiera dolido que te llevaras la camisa, me costo diez mil ryo.
«Diez mil ryo.»
«Diez mil, jodidos, ryos.»
«Me cago en mi puta vida, nunca he tenido tanto dinero junto en lo que llevo de existencia.»
Para Reiji, Eri simplemente se había quedado en shock. No hablaba ni se movía, solo estaba en la misma posición en la que se la había encontrado. Le miraba sin pestañear, perdida en sus pensamientos sobre aquella carísima camisa. ¿Acaso ser herrero estaba tan bien remunerado? ¿Se habría equivocado de profesión?
—Aún no me has contado que tal te ha ido la vida estos meses. ¿Que haces por aquí por la playa?
—¿Eh? —musitó, al cabo de unos segundos. Luego aprendió a parpadear de nuevo—. ¡Ah! ¡AAH! Pues, bueno, verás, solo quería pasear un rato, con el buen tiempo y todo... Aunque me da miedo meterme al agua, ya sabes, no sé, bueno, eso, ¡jaja! —decía, nerviosa—. Pero veo que tu no tienes problema, aunque yo no iría diciendo que dejo mi camisa de diez mil ryos tirada en la arena como si nada... —Eri volvió a reír, de forma un poco exagerada—. ¿Y qué tal Yuuna? ¿Has visto a Bijū-san en algún momento?
«Diez mil ryo.»
«Diez mil, jodidos, ryos.»
«Me cago en mi puta vida, nunca he tenido tanto dinero junto en lo que llevo de existencia.»
Para Reiji, Eri simplemente se había quedado en shock. No hablaba ni se movía, solo estaba en la misma posición en la que se la había encontrado. Le miraba sin pestañear, perdida en sus pensamientos sobre aquella carísima camisa. ¿Acaso ser herrero estaba tan bien remunerado? ¿Se habría equivocado de profesión?
—Aún no me has contado que tal te ha ido la vida estos meses. ¿Que haces por aquí por la playa?
—¿Eh? —musitó, al cabo de unos segundos. Luego aprendió a parpadear de nuevo—. ¡Ah! ¡AAH! Pues, bueno, verás, solo quería pasear un rato, con el buen tiempo y todo... Aunque me da miedo meterme al agua, ya sabes, no sé, bueno, eso, ¡jaja! —decía, nerviosa—. Pero veo que tu no tienes problema, aunque yo no iría diciendo que dejo mi camisa de diez mil ryos tirada en la arena como si nada... —Eri volvió a reír, de forma un poco exagerada—. ¿Y qué tal Yuuna? ¿Has visto a Bijū-san en algún momento?