20/06/2021, 10:36
—¿Eh?¡Ah! ¡AAH! Pues, bueno, verás, solo quería pasear un rato, con el buen tiempo y todo... Aunque me da miedo meterme al agua, ya sabes, no sé, bueno, eso, ¡jaja! —Definitivamente Eri no estaba bien. Su forma de actuar, el tono de su voz, la forma de hablar... ¿Seria el efecto de la barba? Debía ser...—. Pero veo que tu no tienes problema, aunque yo no iría diciendo que dejo mi camisa de diez mil ryos tirada en la arena como si nada...
—No es como que lo vaya geitando a los cuatro vientos, y tampoco hay un cartel lumuniso apuntando a la camisa y diciendo: Vale mucho.
Aunque había que reconocer que su genialidad por si sola ya era bastante atractiva. Seguro que si alguien se la llevaba, la vendia muy rapido a un buen precio. Normal. La camisa era una maravilla. Comoda, de buena calidad, con un diseño increíblemente genial... Era inevitable no fijarse en ella.
—. ¿Y qué tal Yuuna? ¿Has visto a Bijū-san en algún momento?
—Yuuna está muy bien, la profesora de Kenjutsu de la academia se quedó embaraza y le pidieron a Yuuna que la sustituyera. Le cuesta un poco por que no quiere enseñar los secretos del arta de la espada de los samuráis, pero parece que lo está llevando bastante bien, ya que solo tiene que enseñar lo básico.
La verdad es que era normal que le pidieran a un Samurai que enseñase Kenjutsu, al fin y al cabo eran los mejores con la espada. Y desde luego, Yuuna, le jodiese a quien le jodiese, era la mejor espadachina que había ahora mismo en Uzushio. Y probablemente la mejor que hubiese nunca.
—¿Te refieres a Gyūki? La verdad es que hablo con él todos los días, pero no contesta nunca. Supongo que estará hibernando o lo que quiera que hagan los pulpotauros.
Si. Pulpotauro. Como un minotauro, pero en vez de mitad hombre, mitad toro, era mitad pulpo y mitad toro. Una definición perfecta de Gyūki en una sola palabra.
—¿Y como es que no has visto a Datsue en todo este tiempo? ¿También has estado encerrada en tus cosas?
—No es como que lo vaya geitando a los cuatro vientos, y tampoco hay un cartel lumuniso apuntando a la camisa y diciendo: Vale mucho.
Aunque había que reconocer que su genialidad por si sola ya era bastante atractiva. Seguro que si alguien se la llevaba, la vendia muy rapido a un buen precio. Normal. La camisa era una maravilla. Comoda, de buena calidad, con un diseño increíblemente genial... Era inevitable no fijarse en ella.
—. ¿Y qué tal Yuuna? ¿Has visto a Bijū-san en algún momento?
—Yuuna está muy bien, la profesora de Kenjutsu de la academia se quedó embaraza y le pidieron a Yuuna que la sustituyera. Le cuesta un poco por que no quiere enseñar los secretos del arta de la espada de los samuráis, pero parece que lo está llevando bastante bien, ya que solo tiene que enseñar lo básico.
La verdad es que era normal que le pidieran a un Samurai que enseñase Kenjutsu, al fin y al cabo eran los mejores con la espada. Y desde luego, Yuuna, le jodiese a quien le jodiese, era la mejor espadachina que había ahora mismo en Uzushio. Y probablemente la mejor que hubiese nunca.
—¿Te refieres a Gyūki? La verdad es que hablo con él todos los días, pero no contesta nunca. Supongo que estará hibernando o lo que quiera que hagan los pulpotauros.
Si. Pulpotauro. Como un minotauro, pero en vez de mitad hombre, mitad toro, era mitad pulpo y mitad toro. Una definición perfecta de Gyūki en una sola palabra.
—¿Y como es que no has visto a Datsue en todo este tiempo? ¿También has estado encerrada en tus cosas?