20/06/2021, 22:16
En el mercado de víveres había de todo. Ventas de vegetales frescos, carnicerías, e incluso otros insumos que no necesariamente eran alimentos como artículos del hogar y demás. Al igual que el restaurante, esta zona estaba completamente atiborrada de transeúntes. Una tiende tenia un letrero que gritaba oferta, y una gran muchedumbre estaba completamente amontonada enfrente al punto que casi parecía que luchaban entre sí de forma enardecida con tal de alcanzar la última caja del estante. Fue tanto así que una mujer, cuyos dotes no se sabría decir si eran los de una madre o una ninja, saltó sobre las cabezas de muchos y se abalanzó a tomar la última existencia, ante las miradas de decepción de los demás.
Más allá de esta curiosa escena, el resto de negocios tenían un flujo normal de clientes. Muchos, familias que buscaban alimentos frescos para un buen almuerzo o cena casera. El pescadero gritaba a cica voz, mientras el carnicero fileteaba los tajos con presteza, y el verdulero sólo sonreía mientras ofrecía una lechuga jurando y perjurando que era tan fresca como si la hubieran cosechado en Kusagakure.
Un hombre llevaba una carreta con frutas, ofreciendo la curiosa mercancía entre el resto de compradores, para ver si lograba que se llevaran algo extra a su lista de compras. Era decisión de Jun elegir a quién preguntar.
Más allá de esta curiosa escena, el resto de negocios tenían un flujo normal de clientes. Muchos, familias que buscaban alimentos frescos para un buen almuerzo o cena casera. El pescadero gritaba a cica voz, mientras el carnicero fileteaba los tajos con presteza, y el verdulero sólo sonreía mientras ofrecía una lechuga jurando y perjurando que era tan fresca como si la hubieran cosechado en Kusagakure.
Un hombre llevaba una carreta con frutas, ofreciendo la curiosa mercancía entre el resto de compradores, para ver si lograba que se llevaran algo extra a su lista de compras. Era decisión de Jun elegir a quién preguntar.