20/06/2021, 23:00
A Jun le gustaba mucho como era su aldea y la cantidad de vida que suele tener durante casi todo el día en sus calles. Pero había momentos que desearía estar en una ciudad desierta, con tal de llegar de tal punto de la villa al otro sin necesidad de chocarse tanto con la gente. No solo era un mar de gente que estaba haciendo sus compras, también era un mar de gente loca de conseguir buenas ofertas. O eso, por lo menos, dejó en claro una mujer, que con tal de conseguir el mejor precio, pegó un salto que eludió a todos los clientes desesperados por esa última caja que quedaba. Hace mucho no circulaba por esos lares la kunoichi y no recordó nunca una cosa como tal. Mínimamente, la sorprendió la habilidad que tuvo la mujer para realizar tal maniobra, aunque solo siguió de largo, observando a la ganadora de ese duelo por la caja.
Sacando el curioso evento, los demás lugares parecían estar en una situación normal. El pescadero gritando fuerte, el carnicero preparando su mercancía para ser vendida, el verdulero que parecía estar vendiendo sus productos como si fueran de excelente calidad y un hombre que llevaba la carreta con frutas. Este último había podido llamar la atención de la amejin, después de todo, era el único que se estaba moviendo y estaba trasportando sus productos. Fue directo al frutero, teniendo una leve esperanza con que le pueda brindar un poco de la información que necesitaba, por lo menos algo que la acerqué más al lugar de destino.
—¡Señor! ... ¡¡Frutas!! — exclamó fuerte a unos cuantos metros de la carreta y dirigiéndose hacia ella, pensando una palabra para llamar la atención del vendedor. —¿Puedo robarle un segundo? Necesito de su ayuda. — dijo cuando estuviera la suficientemente cerca para que escuchara.
Si el hombre le hacía caso, la chica haría lo que ya había hecho un par de veces en ese día. Puso su mano en el bolsillo y sacó la foto, mostrándosela al vendedor, pero al mismo tiempo tapándola desde arriba para que no se mojara con la lluvia.
—¿Sabe donde puedo encontrar a este hombre? Se dice que pudo estar vagando por aquí.
Sacando el curioso evento, los demás lugares parecían estar en una situación normal. El pescadero gritando fuerte, el carnicero preparando su mercancía para ser vendida, el verdulero que parecía estar vendiendo sus productos como si fueran de excelente calidad y un hombre que llevaba la carreta con frutas. Este último había podido llamar la atención de la amejin, después de todo, era el único que se estaba moviendo y estaba trasportando sus productos. Fue directo al frutero, teniendo una leve esperanza con que le pueda brindar un poco de la información que necesitaba, por lo menos algo que la acerqué más al lugar de destino.
—¡Señor! ... ¡¡Frutas!! — exclamó fuerte a unos cuantos metros de la carreta y dirigiéndose hacia ella, pensando una palabra para llamar la atención del vendedor. —¿Puedo robarle un segundo? Necesito de su ayuda. — dijo cuando estuviera la suficientemente cerca para que escuchara.
Si el hombre le hacía caso, la chica haría lo que ya había hecho un par de veces en ese día. Puso su mano en el bolsillo y sacó la foto, mostrándosela al vendedor, pero al mismo tiempo tapándola desde arriba para que no se mojara con la lluvia.
—¿Sabe donde puedo encontrar a este hombre? Se dice que pudo estar vagando por aquí.