5/07/2021, 18:51
—La que debería practicar deberías ser tú, aunque dudo que puedas igualar mis 10 años de trabajo — Infló el pecho y resopló por la nariz como un toro embravecido. —Suerte en tu misión, kunoichi-san — Continuó entonces por atender a la viejita recién llegada.
El sujeto la vio partir, y Jun se encaminó a las bodegas. Ella tenía toda la ilusión del mundo no sólo en entregar la carta, sino en encontrar respuestas. Sin embargo, mientras avanzaba, el camino parecía mucho más largo de lo que debía ser en un inicio.
Aunque avanzara en línea recta, sentía que el callejón era más largo y profundo, o mejor dicho, que se alargaba mientras avanzaba. Era cómo si no fuera a ningún lado. Incluso, esa zona de almacenes por alguna razón lucía más oscura que el resto. Independientemente de la falta de luces de neón y carteles comerciales, las nubes de tormenta en el cielo lucían particularmente sombrías como si el anochecer hubiese llegado muchísimo tiempos antes. Si veía a por dónde había venido, notaría que incluso las luces de los negocios que dejó atrás habían desaparecido. Todo lo que quedaba era ahora las bodegas, y el "silencio " sordo de la lluvia cayendo.
Era ahí en medio de ese gris paisaje, que una voz hizo un eco.
—No deberías estar aquí...
La voz venía de todos lados, volviendo imposible saber su procedencia.
El sujeto la vio partir, y Jun se encaminó a las bodegas. Ella tenía toda la ilusión del mundo no sólo en entregar la carta, sino en encontrar respuestas. Sin embargo, mientras avanzaba, el camino parecía mucho más largo de lo que debía ser en un inicio.
Aunque avanzara en línea recta, sentía que el callejón era más largo y profundo, o mejor dicho, que se alargaba mientras avanzaba. Era cómo si no fuera a ningún lado. Incluso, esa zona de almacenes por alguna razón lucía más oscura que el resto. Independientemente de la falta de luces de neón y carteles comerciales, las nubes de tormenta en el cielo lucían particularmente sombrías como si el anochecer hubiese llegado muchísimo tiempos antes. Si veía a por dónde había venido, notaría que incluso las luces de los negocios que dejó atrás habían desaparecido. Todo lo que quedaba era ahora las bodegas, y el "silencio " sordo de la lluvia cayendo.
Era ahí en medio de ese gris paisaje, que una voz hizo un eco.
—No deberías estar aquí...
La voz venía de todos lados, volviendo imposible saber su procedencia.