9/07/2021, 11:40
---- Uhm, la verdad es que no. No tengo mucha hambre después de haber comido en el tren... — Pero aun así dedico una larga mirada a los diversos puestos de comida.
Algunos simplemente vendian algunos simples dulces o bollos junto a una gran variedad de periódicos, revistas y un largo etcétera. Los dulces no era algo que disfrutaba como otras personas, prefería algo más salado, sobre todo si estaba relacionado con la carne o el alcohol, era algo bastante chiclé que apuntaba a su sangre maldita. Por ello, se fijó más en los escasos puestos ambulantes que estaban un poco más alejados de la estación, donde vendían algunas fiambreras, bollos de carne similares a los que llevaba ella y otras comidas. Si no había de algo en un puesto, seguramente en uno de los vecinos si que hubiera.
— Creo que me voy a llevar una fiambrera ¿tiene alguna con huevos, carne y arroz? — preguntó al dependiente sosteniendo una de color grisaceo entre sus manos.
— Estas de aquí, tienen trozos de tortilla, algo de lechuga y zanahorias... — respondió el dependiente encorvandose un poco por delante y señalando unas de un tono bermellon; era un hombre adulto, con algunas marcas de la edad ya en el rostro, recogía su excaso pelo en una densa rejilla y llevaba un delantal con un tono grisáceo seguramente de haberlo lavado tanto.
— De acuerdo, me llevaré entonces esta — afirmó intercambiandolas, metiendola en su mochila para después buscar en esta un monedero de cuero, en el que rebuscaría monedas para pagar.
— ¿Y tu jovencita? ¿Quieres algo en especial? — añadió dirigiendose a Ranko, cruzado de brazos y apoyado sobre el mostrador con una tierna sonrisa.
Algunos simplemente vendian algunos simples dulces o bollos junto a una gran variedad de periódicos, revistas y un largo etcétera. Los dulces no era algo que disfrutaba como otras personas, prefería algo más salado, sobre todo si estaba relacionado con la carne o el alcohol, era algo bastante chiclé que apuntaba a su sangre maldita. Por ello, se fijó más en los escasos puestos ambulantes que estaban un poco más alejados de la estación, donde vendían algunas fiambreras, bollos de carne similares a los que llevaba ella y otras comidas. Si no había de algo en un puesto, seguramente en uno de los vecinos si que hubiera.
— Creo que me voy a llevar una fiambrera ¿tiene alguna con huevos, carne y arroz? — preguntó al dependiente sosteniendo una de color grisaceo entre sus manos.
— Estas de aquí, tienen trozos de tortilla, algo de lechuga y zanahorias... — respondió el dependiente encorvandose un poco por delante y señalando unas de un tono bermellon; era un hombre adulto, con algunas marcas de la edad ya en el rostro, recogía su excaso pelo en una densa rejilla y llevaba un delantal con un tono grisáceo seguramente de haberlo lavado tanto.
— De acuerdo, me llevaré entonces esta — afirmó intercambiandolas, metiendola en su mochila para después buscar en esta un monedero de cuero, en el que rebuscaría monedas para pagar.
— ¿Y tu jovencita? ¿Quieres algo en especial? — añadió dirigiendose a Ranko, cruzado de brazos y apoyado sobre el mostrador con una tierna sonrisa.