Ojos de madera

[Amedama Daruu]

Se cruzó de brazos y miró alrededor. Empezaba a preocuparse. Nabi no salía del agua. ¿Y si se había ahogado? ¿Qué debía hacer ahora? Sus instintos le decían que, tranquilamente, debía comenzar a caminar por la pared del precipicio hacia arriba, silbando, y hacer como que no había visto nada. Que todo había sido un accidente. Pero su corazón le decía que no quería que nadie muriera por su culpa.

Bueno, había sido culpa del peñasco ese, que se había roto. Entonces, quizá sí que podía dejarlo pasar...

No, se dijo, de ninguna manera. Uno no se alista a ninja, por muy poco convencido que lo haga, para dejar pasar la oportunidad de ayudar a los demás. Aunque Nabi fuera un shinobi de otra villa, se supone que el objeto de su trabajo era, al fin y al cabo, echar una mano.

Normalmente a cambio de dinero. Pero obviemos ese detalle.

Estaba a punto de bucear para buscar a Nabi cuando escuchó un ruido a sus espaldas. Era él, Uchiha Nabi, atravesando una cascada de agua de más de cien metros de altura y arrepintiéndose en ese preciso instante de su decisión. Litros y litros de agua le golpearon en la espalda y le hicieron hundirse de nuevo.

—¡NABI, NO!