22/07/2021, 00:14
Yui salió por el hueco que había creado Kuroyuki con la misma expresión que Izanami tendría si se le abrían de nuevo las puertas del Yomi. La cólera de sus ojos se posó en la kunoichi, una cólera que luchaba por salir de su cuerpo, como si tuviese vida propia. Como si fuese un bijū y su cuerpo una mera vasija que lo transportase. Debajo de los pies de ambas, se seguía oyendo el martilleo intenso de alguien golpeando un muro. A eso se le añadió una risa, aguda y teñida por la locura.
—Parece que alguien sigue llamándote. Sabes quién es, ¿verdad? —Se le dibujó un tajo en la cara. Algunos podrían decir que se parecía a una sonrisa—. Pensaba que la gente se agarra desesperada a su fe cuando todo a su alrededor se desmorona. Pero mírate. Cuando más lo necesitas, menos crees en tu Dios.
¡Pam! ¡Pam! ¡PAM!
Su clon seguía haciendo de las suyas ahí abajo. Podía utilizarle para luchar, cierto. Dudaba que Kuroyuki o Kurama supiesen cómo funcionaba aquel monstruo: después de todo, era una técnica que solo los Hōzukis más hábiles conseguían dominar. Pero no quería arriesgarlo a llevar un mal golpe. Le necesitaba. Necesitaba su explosión. También su chakra. Por ello, optó por ahorrar, y empezar a caminar, lentamente, paso a paso, hacia su presa.
«Ya casi eres mía. Solo un poco más, solo unos segundos más y...»
—Parece que alguien sigue llamándote. Sabes quién es, ¿verdad? —Se le dibujó un tajo en la cara. Algunos podrían decir que se parecía a una sonrisa—. Pensaba que la gente se agarra desesperada a su fe cuando todo a su alrededor se desmorona. Pero mírate. Cuando más lo necesitas, menos crees en tu Dios.
¡Pam! ¡Pam! ¡PAM!
Su clon seguía haciendo de las suyas ahí abajo. Podía utilizarle para luchar, cierto. Dudaba que Kuroyuki o Kurama supiesen cómo funcionaba aquel monstruo: después de todo, era una técnica que solo los Hōzukis más hábiles conseguían dominar. Pero no quería arriesgarlo a llevar un mal golpe. Le necesitaba. Necesitaba su explosión. También su chakra. Por ello, optó por ahorrar, y empezar a caminar, lentamente, paso a paso, hacia su presa.
«Ya casi eres mía. Solo un poco más, solo unos segundos más y...»