26/07/2021, 21:30
—S-sí, puedo caminar bien, gracias.
Se dedicaron un momento a recoger el equipaje, mientras Ranko intentaba despejar su mente de cualquiee referencia a trajes de conejo. Habiendo terminado, Ranko se dio cuenta de que los ojos de Lyndis se habían detenido por unos segundos en sus piernas. Eternos e intrigantes segundos.
—¿Ly... Lyndis? —pweo claro, la peliplateada le preguntó sobre su técnica y sus saltos. "Obviamente, Ranko. ¿Por qué otra razón una artista marcial se fijaría en los músculos?" se regañó —. Ah, eh... Bu-bueno, mi madre me heredó su estilo de pelea, el Hakuto no Mai. Se enfoca en patadas, así que todo mi entrenamiento fue prácticamente a las piernas. Y pues yo sé que no soy... Ahm... En realidad veloz, así que creé el Hitoshin para lograr moverme rápido...
Ranko alzó una pierna y se dio una palmada en el muslo.
—Bueno, si entrenamos, definitivamente te verás entre estas piernas —"Espera... ¿Qué?" El color de su rostro se disparó a rojo de nuevo, mientras agitaba sus manos, como intentando disipar sus palabras. La vergüenza le invadió cada célula del cuerpo —. ¡N-n-no! ¡Q-quiero decir q-que te e-enfrentarás a e-ellas! ¡P-porque mi estilo es de patads! ¡A-a-a eso me refiero! ¡Patadas, sí!
Ranko rogó porque los dioses de la tierra se la tragaran y nunca más la dejaran salir.
Se dedicaron un momento a recoger el equipaje, mientras Ranko intentaba despejar su mente de cualquiee referencia a trajes de conejo. Habiendo terminado, Ranko se dio cuenta de que los ojos de Lyndis se habían detenido por unos segundos en sus piernas. Eternos e intrigantes segundos.
—¿Ly... Lyndis? —pweo claro, la peliplateada le preguntó sobre su técnica y sus saltos. "Obviamente, Ranko. ¿Por qué otra razón una artista marcial se fijaría en los músculos?" se regañó —. Ah, eh... Bu-bueno, mi madre me heredó su estilo de pelea, el Hakuto no Mai. Se enfoca en patadas, así que todo mi entrenamiento fue prácticamente a las piernas. Y pues yo sé que no soy... Ahm... En realidad veloz, así que creé el Hitoshin para lograr moverme rápido...
Ranko alzó una pierna y se dio una palmada en el muslo.
—Bueno, si entrenamos, definitivamente te verás entre estas piernas —"Espera... ¿Qué?" El color de su rostro se disparó a rojo de nuevo, mientras agitaba sus manos, como intentando disipar sus palabras. La vergüenza le invadió cada célula del cuerpo —. ¡N-n-no! ¡Q-quiero decir q-que te e-enfrentarás a e-ellas! ¡P-porque mi estilo es de patads! ¡A-a-a eso me refiero! ¡Patadas, sí!
Ranko rogó porque los dioses de la tierra se la tragaran y nunca más la dejaran salir.
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