Segundo acto: aparece un escarabajo

[Eikyuu Juro]

La chica no solo no se asustó, sino que además, sonrió y siguió bailando. Juro no tuvo dudas de que disfrutaba lo que hacía, aunque, justamente en ese lugar, la danza le daba un aspecto de lo más macabro. Una vez hubo terminado, incluso se dirigió a él, sin ninguna clase de miedo.

—Se ha topado usted con la bailarina del lago, la muñeca metálica. ¿No es una maravilla? ¿No es algo precioso? Significa que tendrá buena suerte pronto.

— ¿Buena...suerte? — murmuró para sí, sin ser consciente si quiera que estaba pensando en voz alta. Había oído tantas veces esa palabra en su interior que le resultó raro escucharla de los labios de una persona tan excéntrica como la que tenía delante. Igual la suerte y la extravagancia iban de la mano, después de todo.

« ¡Esta chica es de las mías! Pero es solo una aficionada, claro, jejeje.
Todo el mundo sabe que nadie da más suerte que el gran y afortunado Chō...»

« ¡Cierra la boca! Este no es el momento » — exclamó, mientras trataba de ordenar sus pensamientos. Agradeció estar tapado de pies a cabeza para que no pudiera ver su cara de enfado. Había pasado un año y más o menos se había acostumbrado a hablar dentro de su cabeza con Chōmei, pero no podía dejar de poner caras y muecas como si lo estuviera diciendo a una persona de verdad. Podría haberse esforzado para evitarlo, pero supuso que en el fondo tenía miedo de que si lo hacía, se olvidaría de como mantener una conversación de verdad con otro ser humano.

Aclaró sus pensamientos. Esa chica se había referido a sí misma como una muñeca. ¿Era alguna clase de metáfora rara? ¿Un rol dentro de una compañía de baile? Podía creerlo, pero lo cierto es que no le pasaba desapercibido su habilidad para caminar sobre el agua. Solo había una respuesta para eso, y no le gustaba nada.

— ¿Vives aquí, en el lago? — Su voz sonaba ronca. Intimidada. Juro era un viajero más que se había cruzado con algo fuera de lo normal. Tenía que aparentar un cierto miedo para no parecer sospechoso. En el fondo, estaba muy inquieto, pero no por las mismas razones que una persona normal tendría —. ¿E-eres alguna clase de fantasma? ¿P-por eso caminas sobre el agua y estas aquí sola?

No dijo nada más. Sobreactuar no era lo suyo, y le venía mejor quedar como una persona de pocas palabras. Dio un paso para atrás, para mostrarse un poco más convincente.