29/07/2021, 12:30
Lyndis soltó una breve risa al ver que su pequeño plan había tenido la respuesta esperada. Estar con Ranko resultaba de lo más cómoda para ella aunque no se conocieran de mucho. Cuando se ponía en serio, seguro que sería una oponente más que digna por lo que vio en aquella breve carrera, dejando la vergüenza a un lado; y entonces los ojos ambar de Ranko, atraparon los suyos dorados.
Que envida, pensó Lyndis por un momento al fijarse mas detenidamente en ella, y perdiendose por el ruido del tren al pasar por su lado. Era una chica con una buena fortuna a la espalda y seguramente eso la hizo vergonzosa, el no saber como comportarse o una gran presión invisible sobre sus hombros; puede que se dedicara a aprender a luchar para intentar conseguir esa confianza y superar sus miedos lo que le ha hecho desarrollar un buen cuerpo. Su trenza era más que palpable que estaba bien cuidada, al igual que sus ropas que seguramente serian de alta calidad por el negocio textil que mencionó anteriormente. Y para rematar, era bastante guapa.
Todo el tiempo que el ruido del tren las acompaño, Lyndis por lo menos se quedaría estática mirándola, suavemente ruborizada aunque con sus ojos de mapache y las luces alternas de las ventanas de los vagones, sería difícil de reconocer. El tren se alejaría, pero no reaccionaria hasta que apenas se escuchara en la distancia.
— A-A-Ah... E-Eejem... B-B-Bueno... S-Se esta haciendo tarde y... D-Deberiamos buscar algún sitio donde pasar la noche — desviaría la mirada de forma nerviosa, mientras con una mano se acariciaba el brazo contrario con suaves apretones.
La chica peliplateada no comprendía muy bien lo que estaba pasando en su cerebro, pero aún menos en su pecho que se le oprimia y le costaba respirar algo, por lo que intentó airearse moviendo con suavidad uno de las telas que caian por su cuello. Era por la carrera, todavía estaba agitada. Si, seguro que era por eso, pensó intentando autoconvencerse.
Que envida, pensó Lyndis por un momento al fijarse mas detenidamente en ella, y perdiendose por el ruido del tren al pasar por su lado. Era una chica con una buena fortuna a la espalda y seguramente eso la hizo vergonzosa, el no saber como comportarse o una gran presión invisible sobre sus hombros; puede que se dedicara a aprender a luchar para intentar conseguir esa confianza y superar sus miedos lo que le ha hecho desarrollar un buen cuerpo. Su trenza era más que palpable que estaba bien cuidada, al igual que sus ropas que seguramente serian de alta calidad por el negocio textil que mencionó anteriormente. Y para rematar, era bastante guapa.
Todo el tiempo que el ruido del tren las acompaño, Lyndis por lo menos se quedaría estática mirándola, suavemente ruborizada aunque con sus ojos de mapache y las luces alternas de las ventanas de los vagones, sería difícil de reconocer. El tren se alejaría, pero no reaccionaria hasta que apenas se escuchara en la distancia.
— A-A-Ah... E-Eejem... B-B-Bueno... S-Se esta haciendo tarde y... D-Deberiamos buscar algún sitio donde pasar la noche — desviaría la mirada de forma nerviosa, mientras con una mano se acariciaba el brazo contrario con suaves apretones.
La chica peliplateada no comprendía muy bien lo que estaba pasando en su cerebro, pero aún menos en su pecho que se le oprimia y le costaba respirar algo, por lo que intentó airearse moviendo con suavidad uno de las telas que caian por su cuello. Era por la carrera, todavía estaba agitada. Si, seguro que era por eso, pensó intentando autoconvencerse.