21/01/2016, 17:14
Pese a que había intentado no sonar más brusca de lo normal, Datsue alzó las manos en un repentino gesto defensivo ante las alarmadas exclamaciones de Ayame.
—¿Es que ahora ser un ninja es delito? —respondió, atónito.
—¡Claro que no lo es! —se apresuró a replicar Ayame—. Pero de haberlo sabido habría enfocado el plan desde otra perspectiva. ¡He estado conteniéndome creyendo que eras un civil!
—Si no te lo dije fue porque no me lo preguntaste. Tú tampoco me has dicho tu nombre, a pesar de saber el mío, y aun así no te he recriminado nada. Supuse que tendrías tus motivos para no hacerlo —Datsue había pasado de la defensiva a la ofensiva, y ya había bajado los brazos.
Ante aquella aplastante obviedad, Ayame no pudo menos que abrir y cerrar la boca como un pez fuera del agua. Se había quedado sin palabras. Rendida, sus ojos buscaron cualquier tipo de bandana metálica en el cuerpo de Datsue.
— Además, oficialmente no soy un ninja —continuó, como si le hubiese leído el pensamiento—. [sub][color=khaki]Sólo un proyecto de ninja. Hasta que no apruebe el examen, soy un civil más.
—Ah... Entonces... No creo que te falte mucho... Parece que se te da muy bien esa técnica —balbuceaba, intentando arreglar el desaguisado. Al cabo de algunos tensos segundos recordó algo—: Ayame. Me llamo Aotsuki Ayame.
Un nuevo silencio. Ayame permanecía con la mirada fija en el pueblo que se extendía bajo sus pies, con su cerebro trabajando a toda velocidad.
—Entonces, ¿cuál es el plan? Yo debería actuar desde las sombras, imagino.
—¿Es que ahora ser un ninja es delito? —respondió, atónito.
—¡Claro que no lo es! —se apresuró a replicar Ayame—. Pero de haberlo sabido habría enfocado el plan desde otra perspectiva. ¡He estado conteniéndome creyendo que eras un civil!
—Si no te lo dije fue porque no me lo preguntaste. Tú tampoco me has dicho tu nombre, a pesar de saber el mío, y aun así no te he recriminado nada. Supuse que tendrías tus motivos para no hacerlo —Datsue había pasado de la defensiva a la ofensiva, y ya había bajado los brazos.
Ante aquella aplastante obviedad, Ayame no pudo menos que abrir y cerrar la boca como un pez fuera del agua. Se había quedado sin palabras. Rendida, sus ojos buscaron cualquier tipo de bandana metálica en el cuerpo de Datsue.
— Además, oficialmente no soy un ninja —continuó, como si le hubiese leído el pensamiento—. [sub][color=khaki]Sólo un proyecto de ninja. Hasta que no apruebe el examen, soy un civil más.
—Ah... Entonces... No creo que te falte mucho... Parece que se te da muy bien esa técnica —balbuceaba, intentando arreglar el desaguisado. Al cabo de algunos tensos segundos recordó algo—: Ayame. Me llamo Aotsuki Ayame.
Un nuevo silencio. Ayame permanecía con la mirada fija en el pueblo que se extendía bajo sus pies, con su cerebro trabajando a toda velocidad.
—Entonces, ¿cuál es el plan? Yo debería actuar desde las sombras, imagino.