21/01/2016, 18:08
La advertencia de Kunie, que oyó alto y claro como una campana resonando en su cabeza, consiguió que dudase por un momento. No lo había convencido, pero eso dio tiempo suficiente a la kunoichi como para que realizase su plan.
Datsue oyó un golpazo a sus espaldas, como el de un saco al caer, y contempló horrorizado que su compañera estaba en el suelo, desmayada. Antes de poder comprender nada, el acero silbó al desenfundarse, y, sediento, bebió la sangre de Cicatrices. La cara de horror que el hombre compuso fue digna del mejor actor, para simplemente después pasar a la absoluta indiferencia, a la vez que caía, inerte, contra el suelo.
Captó otro movimiento. Esta vez el cuello del joven se abrió como una presa que, desbordada, empapó el suelo y al propio Datsue de su particular líquido carmesí. El Uchiha retrocedió un paso y abrió la boca. Luego la cerró, la volvió a abrir y se quedó así unos segundos, mientras su cerebro trataba de procesar lo ocurrido. Hacía tan sólo unos instantes, aquellos dos hombres estaban hablando con él. Ahora, no eran más que carne para los buitres.
- Datsue-san, coge el dinero.
Aquello fue demasiado para su cerebro embotado. ¿Por qué demonios aquel hombre le estaba ayudando? ¿Es que acaso…? Datsue miró el cuerpo de su compañera, que seguía tirada en el suelo, inconsciente. Entonces volvió a dirigir la mirada a su salvador. ¿Kunie? Pero el hombre no respondió, le quedaba trabajo por hacer. De un grácil movimiento, salto por encima de la mesa y llegó hasta el camarero, cuya cara estaba desencajada por el terror.
- ¡No, no, no por favor! ¡No diré nada! ¡Por todos los dioses Hisagi, nos conocemos desde hace años!
Tenía la vaga sensación de que debía intervenir. ¿Qué crimen había cometido aquel hombre para morir? Ninguno. Sin embargo, su cuerpo no se movió. Siempre había creído que cuando se enfrentase cara a cara con el peligro se reiría a carcajadas, pero ahora que lo veía de cerca ya no le hacía tanta gracia.
- Sin testigos. - replicó el interpelado, ejecutando al pobre hombre con un corte tan limpio como los otros dos. Luego se acercó a Datsue, ofreciéndole el mango de su espada.- Cuando ella despierte, mátame rápidamente.
—¿¡Cómo!?
Miró la wakizashi, que permanecía inerte en su mano, como si de repente no supiese para qué servía, y permaneció así. Sin entender nada. Como si fuese una pesadilla de la que querría despertar.
Indudablemente, la situación le había superado.
Datsue oyó un golpazo a sus espaldas, como el de un saco al caer, y contempló horrorizado que su compañera estaba en el suelo, desmayada. Antes de poder comprender nada, el acero silbó al desenfundarse, y, sediento, bebió la sangre de Cicatrices. La cara de horror que el hombre compuso fue digna del mejor actor, para simplemente después pasar a la absoluta indiferencia, a la vez que caía, inerte, contra el suelo.
Captó otro movimiento. Esta vez el cuello del joven se abrió como una presa que, desbordada, empapó el suelo y al propio Datsue de su particular líquido carmesí. El Uchiha retrocedió un paso y abrió la boca. Luego la cerró, la volvió a abrir y se quedó así unos segundos, mientras su cerebro trataba de procesar lo ocurrido. Hacía tan sólo unos instantes, aquellos dos hombres estaban hablando con él. Ahora, no eran más que carne para los buitres.
- Datsue-san, coge el dinero.
Aquello fue demasiado para su cerebro embotado. ¿Por qué demonios aquel hombre le estaba ayudando? ¿Es que acaso…? Datsue miró el cuerpo de su compañera, que seguía tirada en el suelo, inconsciente. Entonces volvió a dirigir la mirada a su salvador. ¿Kunie? Pero el hombre no respondió, le quedaba trabajo por hacer. De un grácil movimiento, salto por encima de la mesa y llegó hasta el camarero, cuya cara estaba desencajada por el terror.
- ¡No, no, no por favor! ¡No diré nada! ¡Por todos los dioses Hisagi, nos conocemos desde hace años!
Tenía la vaga sensación de que debía intervenir. ¿Qué crimen había cometido aquel hombre para morir? Ninguno. Sin embargo, su cuerpo no se movió. Siempre había creído que cuando se enfrentase cara a cara con el peligro se reiría a carcajadas, pero ahora que lo veía de cerca ya no le hacía tanta gracia.
- Sin testigos. - replicó el interpelado, ejecutando al pobre hombre con un corte tan limpio como los otros dos. Luego se acercó a Datsue, ofreciéndole el mango de su espada.- Cuando ella despierte, mátame rápidamente.
—¿¡Cómo!?
Miró la wakizashi, que permanecía inerte en su mano, como si de repente no supiese para qué servía, y permaneció así. Sin entender nada. Como si fuese una pesadilla de la que querría despertar.
Indudablemente, la situación le había superado.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado