31/07/2021, 20:14
« ¿Como un marionetista arma sus títeres? Créeme, esto no tiene nada que ver» — Y podría demostrárselo, pero no era el momento ni la ocasión para ello.
Juro observó, atento, como aquella bufanda aparecía y las mangas del vestido de la chica desaparecían. ¿Qué clase de habilidad era esa? El marionetista había vivido lo bastante como para no dejarse engañar por el espectro de la magia tan fácilmente. Si estaba en lo cierto, sería el chakra el que permitiría esto, al igual que mantenía a la chica a flote.
Cuando vio sus manos y sus antebrazos, lo que vio no fueron líneas de manufactura, como las de los títeres, sino cicatrices. Eso era mucho más perturbador. La chica las enseñaba alegremente, como si fueran una prueba de su teoría. Esta clase de marcas entre los shinobi era algo común, pero aun así... Su instinto le indicaba que había algo mal en aquella situación. Aunque no podría explicar por qué.
De cualquier manera, la conversación continuaba y la chica-muñeca había adquirido un matiz más filosófico.
— Claro que lo conozco. Lo diferente asusta a los demás. Niegan su existencia, lo desprecian o intentan poseerlo. La vida se vuelve mucho más difícil cuando sales del rebaño — dijo el chico. Recordaba, no mucho tiempo atrás, como él había tratado de esconder desesperadamente el hecho de ser diferente. De nada había servido —. Pero si algo he aprendido en mis viajes es que, al final, lo importante es comprenderse a uno mismo. La opinión de los demás siempre es secundaria. Al fin y al cabo, aunque quieras mostrarle al mundo tu belleza, si no te gustara bailar para ti misma, no te lo plantearías, ¿no es así?
Le entraron ganas de reír. Si tuviera que preocuparse por la opinión de los demás, llevaría muerto un tiempo.
— No quiero incomodarte, pero no puedo evitar sentir curiosidad sobre el creador de alguien tan extraordinaria como tú.
Juro observó, atento, como aquella bufanda aparecía y las mangas del vestido de la chica desaparecían. ¿Qué clase de habilidad era esa? El marionetista había vivido lo bastante como para no dejarse engañar por el espectro de la magia tan fácilmente. Si estaba en lo cierto, sería el chakra el que permitiría esto, al igual que mantenía a la chica a flote.
Cuando vio sus manos y sus antebrazos, lo que vio no fueron líneas de manufactura, como las de los títeres, sino cicatrices. Eso era mucho más perturbador. La chica las enseñaba alegremente, como si fueran una prueba de su teoría. Esta clase de marcas entre los shinobi era algo común, pero aun así... Su instinto le indicaba que había algo mal en aquella situación. Aunque no podría explicar por qué.
De cualquier manera, la conversación continuaba y la chica-muñeca había adquirido un matiz más filosófico.
— Claro que lo conozco. Lo diferente asusta a los demás. Niegan su existencia, lo desprecian o intentan poseerlo. La vida se vuelve mucho más difícil cuando sales del rebaño — dijo el chico. Recordaba, no mucho tiempo atrás, como él había tratado de esconder desesperadamente el hecho de ser diferente. De nada había servido —. Pero si algo he aprendido en mis viajes es que, al final, lo importante es comprenderse a uno mismo. La opinión de los demás siempre es secundaria. Al fin y al cabo, aunque quieras mostrarle al mundo tu belleza, si no te gustara bailar para ti misma, no te lo plantearías, ¿no es así?
Le entraron ganas de reír. Si tuviera que preocuparse por la opinión de los demás, llevaría muerto un tiempo.
— No quiero incomodarte, pero no puedo evitar sentir curiosidad sobre el creador de alguien tan extraordinaria como tú.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60