21/01/2016, 20:01
De repente, el rostro del llamado Hisagi recobró algo de color. Como si hubiera estado muerto y alguien acabase de insuflar en él la chispa de la vida, aquella expresión de autómata desapareció por completo. Ahora parecía confuso, muy desorientado, y miraba a su alrededor sin tener claro qué había pasado. Vio como un fino reguero de sangre llegaba hasta sus botas, y al levantar la vista, se dibujó en su rostro una mezcla de miedo, sorpresa y rabia. ¿Quién había matado a sus dos compinches? Giró la cabeza y vio el cadáver del camarero, que se desangraba junto a la barra con una herida limpia en la garganta. ¿Quién había degollado a su viejo amigo? Probablemente se estaría haciendo aquellas preguntas.
- ¿Qué... Qué está pasando? - alcanzó a balbucear, todavía en estado de choque. Entonces miró hacia delante y vio al joven Datsue con su espada en la mano, tan impactado como él.- Tú... ¡Tú!
El tipo se abalanzó con furia sobre Datsue, atrapándole las muñecas con sus manos de curtido espadachín y dejando caer todo el peso de su cuerpo sobre él. El Uchiha dio con la espalda en el suelo, produciendo un sonoro golpetazo. El del uwagi oliva, ahora manchado de rojo sangre, le arrebató la wakizashi sin mucho esfuerzo. Empuñándola con ambas manos, alzó los brazos.
Un grito desgarró el ambiente. No provenía de los labios de Datsue, ni del tal Hisagi, sino de la espalda de éste último. Como un rayo, Kunie se abalanzó sobre la retaguardia del espadachín. De la manga derecha de su camisa salió un afilado kunai, y ella lo clavó sin piedad en la garganta del hombre. Datsue pudo ver su expresión, encogida y antinatural, justo antes de que la chica sacara el acero y un chorro de sangre empapase al Uchiha por completo.
- ¿¡En qué mierda estabas pensando!?
Incapaz de contenerse, Kunie apartó el cuerpo inanimado del último hombre en caer y agarró a su socio por la camisa, zarandeándolo con fuerza. La sangre que empapaba las manos de ella se fundió con la que teñía las ropas del Uchiha.
- ¿¡En qué mierda estabas pensando!? - repitió.- ¡Iba a matarte, maldito imbécil! ¡Estabas a punto de morir! ¿¡Por qué no has hecho lo que te dije!?
- ¿Qué... Qué está pasando? - alcanzó a balbucear, todavía en estado de choque. Entonces miró hacia delante y vio al joven Datsue con su espada en la mano, tan impactado como él.- Tú... ¡Tú!
El tipo se abalanzó con furia sobre Datsue, atrapándole las muñecas con sus manos de curtido espadachín y dejando caer todo el peso de su cuerpo sobre él. El Uchiha dio con la espalda en el suelo, produciendo un sonoro golpetazo. El del uwagi oliva, ahora manchado de rojo sangre, le arrebató la wakizashi sin mucho esfuerzo. Empuñándola con ambas manos, alzó los brazos.
Un grito desgarró el ambiente. No provenía de los labios de Datsue, ni del tal Hisagi, sino de la espalda de éste último. Como un rayo, Kunie se abalanzó sobre la retaguardia del espadachín. De la manga derecha de su camisa salió un afilado kunai, y ella lo clavó sin piedad en la garganta del hombre. Datsue pudo ver su expresión, encogida y antinatural, justo antes de que la chica sacara el acero y un chorro de sangre empapase al Uchiha por completo.
- ¿¡En qué mierda estabas pensando!?
Incapaz de contenerse, Kunie apartó el cuerpo inanimado del último hombre en caer y agarró a su socio por la camisa, zarandeándolo con fuerza. La sangre que empapaba las manos de ella se fundió con la que teñía las ropas del Uchiha.
- ¿¡En qué mierda estabas pensando!? - repitió.- ¡Iba a matarte, maldito imbécil! ¡Estabas a punto de morir! ¿¡Por qué no has hecho lo que te dije!?