3/08/2021, 22:00
Los ánimos de Ranko subieron al límite cuando Lyndis le dijo que confiaba en ella, y una enorme sonrisa apareció en su rostro. Asintió con energía.
—S-sí, creo que deberíamos escribir algo...
Sintió a Lyndis buscando algo en su mochila, y pronto la vio con los bollos de carne. Entraron justo cuando la mujer volvía de la cocina con un tercer tazón, uno más pequeño, para ella. Ranko sintió algo extraño al poner un pie en la casa. Un aire de melancolía, como si en realidad estuviese regresando a su propio hogar. ¿Tan agradable era la mujer?
Ella colocó el tazón en la mesa y tomó los bollos con suma alegría.
—¡Ay, Yamato! ¡Te acordaste de lo mucho que me gustan! Y por última vez, estás casado con mi hija, llámame mamá también, que tú nunca has sido tímido. ¡Pero anda, que hay que cenar ya!
La mujer tomó asiento y les instó a hacer lo mismo. Ranko asintió y se quitó con cuidado ambos equipajes, para luego sentarse frente a uno de los tazones. Olía delicioso. Parecía una sopa de pollo con una gran variedad de verduras. Ranko sentía que nunca había comido algo así. Claro, la comida de la familia Sagisō era de alta calidad, pero casi nunca tenía ese toque.
"Sólo las galletas de mamá lo tienen..."
—B-buen provecho —En efecto, Ranko sintió con apenas la primera cucharada, que el cuerpo se calentaba agradablemente, como si previamente hubiese estado bajo la lluvia —. Oh, está delicioso, se... Ahm... Mamá.
La mujer sonrió radiante cuando escuchó a la de la trenza. Luego ella misma comió un poco, para después hablar con Lyndis.
—A que es mejor que los restaurantes ésos de la ciudad, ¿Eh, Yamato? Claro que lo es, ja ja~
La ancianita parecía un niño pequeño comiendo helado, disfrutando de su cena, acompañada. Ranko no supo qué pensar, sólo siguió comiendo, y mirando cada tanto a su amiga.
—S-sí, creo que deberíamos escribir algo...
Sintió a Lyndis buscando algo en su mochila, y pronto la vio con los bollos de carne. Entraron justo cuando la mujer volvía de la cocina con un tercer tazón, uno más pequeño, para ella. Ranko sintió algo extraño al poner un pie en la casa. Un aire de melancolía, como si en realidad estuviese regresando a su propio hogar. ¿Tan agradable era la mujer?
Ella colocó el tazón en la mesa y tomó los bollos con suma alegría.
—¡Ay, Yamato! ¡Te acordaste de lo mucho que me gustan! Y por última vez, estás casado con mi hija, llámame mamá también, que tú nunca has sido tímido. ¡Pero anda, que hay que cenar ya!
La mujer tomó asiento y les instó a hacer lo mismo. Ranko asintió y se quitó con cuidado ambos equipajes, para luego sentarse frente a uno de los tazones. Olía delicioso. Parecía una sopa de pollo con una gran variedad de verduras. Ranko sentía que nunca había comido algo así. Claro, la comida de la familia Sagisō era de alta calidad, pero casi nunca tenía ese toque.
"Sólo las galletas de mamá lo tienen..."
—B-buen provecho —En efecto, Ranko sintió con apenas la primera cucharada, que el cuerpo se calentaba agradablemente, como si previamente hubiese estado bajo la lluvia —. Oh, está delicioso, se... Ahm... Mamá.
La mujer sonrió radiante cuando escuchó a la de la trenza. Luego ella misma comió un poco, para después hablar con Lyndis.
—A que es mejor que los restaurantes ésos de la ciudad, ¿Eh, Yamato? Claro que lo es, ja ja~
La ancianita parecía un niño pequeño comiendo helado, disfrutando de su cena, acompañada. Ranko no supo qué pensar, sólo siguió comiendo, y mirando cada tanto a su amiga.
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