5/08/2021, 13:14
Sus manos, petrificadas. Sus ojos, inmóviles. El frío se le colaba por la nariz y le congelaba los pulmones. Los engranajes de su cerebro se movían despacio, como si tuviesen que rodar sobre la escarcha y el hielo que se había formado a su alrededor. Sus pupilas todavía absorbían la luz del exterior, si bien el hielo cambiaba su forma. Veía siluetas a su alrededor, una ligera muchedumbre. Oyó el granizo repiquetear contra ella. Su hermana malvada y suicida todavía podía dar guerra.
Solo necesitaba tiempo. Otros tres minutos, y desencadenaría una explosión tan mortal como la anterior. Pero tiempo era precisamente lo que no iban a darle.
Vio un par de figuras difusas acercársele. Se preguntó si una de ellas sería Kuroyuki. Se preguntó si todavía seguiría con vida. Mientras algo empezó a enrollarla, las tinieblas se convirtieron en su mundo. ¿Era aquel su final?
No mientras la lluvia siguiese bañando su país.
No mientras su corazón siguiese bombeando rayos de tormenta.
No mientras Amegakure no Sato siguiese en pie.
Solo necesitaba tiempo. Otros tres minutos, y desencadenaría una explosión tan mortal como la anterior. Pero tiempo era precisamente lo que no iban a darle.
Vio un par de figuras difusas acercársele. Se preguntó si una de ellas sería Kuroyuki. Se preguntó si todavía seguiría con vida. Mientras algo empezó a enrollarla, las tinieblas se convirtieron en su mundo. ¿Era aquel su final?
No mientras la lluvia siguiese bañando su país.
No mientras su corazón siguiese bombeando rayos de tormenta.
No mientras Amegakure no Sato siguiese en pie.