8/08/2021, 21:16
La mujer ignoró a Lyndis prácticamente robando su sake, y siguió felicitando y abrazando a Ranko.
—¡Hey! ¡N-no abuses de...!
—¡Oh, Yuriko, no te preocupes! Yamato está feliz, ¿verdad, cariño? ¡Deja que celebre! ¡Ay, hubiese cocinado algo más digno para esta noche!
—N-no, ehm... La sopa... La sopa estuvo deliciosa... Es... muy nutritiva para las... la-las embarazadas. —Ranko no dejaría de lanzar una fiera mirada a su compañera, mientras la anciana le abrazaba.
—Ay, ay... Yuriko, Yamato, han hecho esta vieja tan feliz... Y el sake me ha comenzado a hacer efecto... Creo que... Creo que iré a dormir, hay que despertar temprano para ocuparse de un huerto. Ustedes también deberían descansar, ¡desvelarse no le hará bien a mi nietecito o nietecita! —Entre risas, la mujer se dirigió a una de las puertas, mientras señalaba una diferente —. ¡Tu cuarto está listo como siempre, Yuriko! Pueden usarlo cuando ya estén listos. Intenten no hacer mucho ruido, ¿eh?
Antes de que la mujer desapareciera por la puerta, Ranko se puso en pie.
—¿Mamá? Ahm... Yamato y yo... i-iremos a por un paseo antes de dormir, ¿está bien?
La ancianita asintió.
—Sólo no regresen muy tarde. —A medio bostezo y con voz repentinamente muy somnolienta, la mujer se adentró en su habitación.
Ranko se volteó a ver a Lyndis y le habló en voz baja, pero agitada.
—¿Q-qué te pasa, Lyndis? ¿P-por qué dices esas co-cosas?
—¡Hey! ¡N-no abuses de...!
—¡Oh, Yuriko, no te preocupes! Yamato está feliz, ¿verdad, cariño? ¡Deja que celebre! ¡Ay, hubiese cocinado algo más digno para esta noche!
—N-no, ehm... La sopa... La sopa estuvo deliciosa... Es... muy nutritiva para las... la-las embarazadas. —Ranko no dejaría de lanzar una fiera mirada a su compañera, mientras la anciana le abrazaba.
—Ay, ay... Yuriko, Yamato, han hecho esta vieja tan feliz... Y el sake me ha comenzado a hacer efecto... Creo que... Creo que iré a dormir, hay que despertar temprano para ocuparse de un huerto. Ustedes también deberían descansar, ¡desvelarse no le hará bien a mi nietecito o nietecita! —Entre risas, la mujer se dirigió a una de las puertas, mientras señalaba una diferente —. ¡Tu cuarto está listo como siempre, Yuriko! Pueden usarlo cuando ya estén listos. Intenten no hacer mucho ruido, ¿eh?
Antes de que la mujer desapareciera por la puerta, Ranko se puso en pie.
—¿Mamá? Ahm... Yamato y yo... i-iremos a por un paseo antes de dormir, ¿está bien?
La ancianita asintió.
—Sólo no regresen muy tarde. —A medio bostezo y con voz repentinamente muy somnolienta, la mujer se adentró en su habitación.
Ranko se volteó a ver a Lyndis y le habló en voz baja, pero agitada.
—¿Q-qué te pasa, Lyndis? ¿P-por qué dices esas co-cosas?
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