17/08/2021, 18:13
(Última modificación: 20/08/2021, 02:06 por Kaminari Kimi. Editado 1 vez en total.)
Era una mañana de invierno tan fría y húmeda como cualquier otra en Amegakure. Llovía a más no poder y caía algún que otro rayo, pero a nadie parecía suponerle ningún problema, pues todo buen amejin ya está bien acostumbrado a la lluvia que los protegía.
En aquella mañana tan maravillosa, la menor de las Kaminari caminaba en dirección a la Torre de la Arashikage para solicitar una misión, saludando a varios conocidos por el camino mientras llegaba a su destino.
Con su brazo metálico, Kimi llevaba un paraguas transparente para resguardarse de la tormenta y no mojar su karategi, con el que siempre viajaba a todos lados, especialmente cuando iba a hacer algo tan importante como una misión.
Armada con diez botellitas de agua en su portaobjetos y muchas ganas, la chica entró al edificio para solicitar una misión.
En aquella mañana tan maravillosa, la menor de las Kaminari caminaba en dirección a la Torre de la Arashikage para solicitar una misión, saludando a varios conocidos por el camino mientras llegaba a su destino.
Con su brazo metálico, Kimi llevaba un paraguas transparente para resguardarse de la tormenta y no mojar su karategi, con el que siempre viajaba a todos lados, especialmente cuando iba a hacer algo tan importante como una misión.
Armada con diez botellitas de agua en su portaobjetos y muchas ganas, la chica entró al edificio para solicitar una misión.