18/08/2021, 16:51
Era una tranquila tarde de invierno en el Edificio de la Morikage. A decir verdad, no había habido demasiado trasiego en aquella jornada, así que el pequeño Paddo se dedicó a jugar con su perro la mayor parte del tiempo. De hecho, cuando la réplica de Ranko entró como una marabunta en el lugar, se lo encontró haciendo aviones de papel con documentos inservibles que después lanzaba al animal para que los atrapara al vuelo. El pobre chico se llevó un susto de muerte al ver entrar de aquella manera a la kunoichi y comenzó a mover los brazos y las piernas entre violentos aspavientos, intentando no caer al suelo.
—¡R...! ¡Ranko! ¡Qué susto! —exclamó, recuperando a duras penas el equilibrio y volviéndose a sentar correctamente—. ¿Pero qué ocurre? ¿Qué es eso d...
—¿Qué es eso de que Uchiha Zaide está en la puerta de la aldea?
La frase la completó Aburame Kintsugi desde uno de los pasillos más cercanos, el que debía dirigir directamente a su despacho. La Morikage llevaba entre los brazos varias carpetas repletas de papeles. Sus ojos, ocultos tras un antifaz de mariposa isabelina, no parecían reflejar ningún tipo de emoción, pero su semblante estaba tan sombrío como aquel fatídico en el Torneo de los Dojos.
—Explícate, Ranko. ¿No deberías estar guardando la puerta de la aldea?
—¡R...! ¡Ranko! ¡Qué susto! —exclamó, recuperando a duras penas el equilibrio y volviéndose a sentar correctamente—. ¿Pero qué ocurre? ¿Qué es eso d...
—¿Qué es eso de que Uchiha Zaide está en la puerta de la aldea?
La frase la completó Aburame Kintsugi desde uno de los pasillos más cercanos, el que debía dirigir directamente a su despacho. La Morikage llevaba entre los brazos varias carpetas repletas de papeles. Sus ojos, ocultos tras un antifaz de mariposa isabelina, no parecían reflejar ningún tipo de emoción, pero su semblante estaba tan sombrío como aquel fatídico en el Torneo de los Dojos.
—Explícate, Ranko. ¿No deberías estar guardando la puerta de la aldea?