19/08/2021, 18:34
Hanabi suspiró. Antes de que pudiera contestarle, Datsue, entusiasmado, le había colgado el teléfono. Quería avisarle de que sí que tenía algo que decirle, de hecho. Ahora no podía dejar de imaginarse al muchacho decepcionándose de que aquello no fuese simplemente una cita de colegas. En parte lo era, por supuesto. Pero había algo más. Normalmente, si el kage te llamaba a aquellas horas desde su despacho, siempre había algo más.
—¡Datsue! —le llamó. Hanabi estaba muy diferente. Vestía una chaqueta vaquera y pantalones vaqueros y una camiseta de color rosa. Casi no parecía él mismo. Llevaba un colgante con un curioso pétalo de cerezo blanco—. ¿Qué tal estás? ¿Todo bien? ¿Cómo está Datsuse?
· · ·
—¡Datsue! —le llamó. Hanabi estaba muy diferente. Vestía una chaqueta vaquera y pantalones vaqueros y una camiseta de color rosa. Casi no parecía él mismo. Llevaba un colgante con un curioso pétalo de cerezo blanco—. ¿Qué tal estás? ¿Todo bien? ¿Cómo está Datsuse?