23/01/2016, 20:09
(Última modificación: 23/01/2016, 20:12 por Hanamura Kazuma.)
El capitán concluyó con su relato, imponiendo un ambiente ominoso bajo cubierta. Todos habían dejado lo que estuvieran haciendo para acercarse a escuchar. Algunos tenían rostros perturbados, otros lucían indiferente y alguno portaba expresiones sombrías, pero todos permanecían en silencio. Incluso Nakazuo había borrado su habitual sonrisa ante la tensa situación, y no era para menos, pues incluso los más escépticos dejaban escapar el temor de sus ojos.
«Es una gran historia.» —Sin duda hubo un momento donde las pétreas palabras le causaron escalofríos, pero aun así aquella historia le había emocionado bastante.
Un barco misterioso y una tripulación que se levantaba de la tumba, cuando definitivamente deberían estar en el fondo del océano. Quizás eran almas atormentadas en busca de compañía para la eternidad oscura y silenciosa que les esperaba. Quizás fuese sólo una alucinación colectiva, la verdad no había forma de saberlo. Era un misterio interesante sin duda, pero no tan atrayente como para que alguien quisiera verlo con sus propios ojos.
En un gesto el capitán alzó la oreja para escuchar… Silencio total. Al parecer la tormenta era muy ruda, pero aquella historia de mar había bastado para espantarla, al menos por los momentos.
—¡¿Y qué esperan?! —gritó mirando a sus hombre pasmados—. La tempestad solo se está tomando un descanso, pero nosotros no podemos darnos ese lujo.
Y con aquello ordenó a todos los tripulantes que se pusieran en marcha para cumplir con sus tareas correspondientes. Necesitaban preparar la nave para la próxima embestida. Viendo como todo se mantenía en una calma silenciosa, el Ishimura decidió que saldría a cubierta para poder apreciar el ambiente nocturno. Cosa que posiblemente harían todos lo que tuvieran oportunidad, y los que no quisieran estar solos luego de aquella historia tan perturbadora.
«Es una gran historia.» —Sin duda hubo un momento donde las pétreas palabras le causaron escalofríos, pero aun así aquella historia le había emocionado bastante.
Un barco misterioso y una tripulación que se levantaba de la tumba, cuando definitivamente deberían estar en el fondo del océano. Quizás eran almas atormentadas en busca de compañía para la eternidad oscura y silenciosa que les esperaba. Quizás fuese sólo una alucinación colectiva, la verdad no había forma de saberlo. Era un misterio interesante sin duda, pero no tan atrayente como para que alguien quisiera verlo con sus propios ojos.
En un gesto el capitán alzó la oreja para escuchar… Silencio total. Al parecer la tormenta era muy ruda, pero aquella historia de mar había bastado para espantarla, al menos por los momentos.
—¡¿Y qué esperan?! —gritó mirando a sus hombre pasmados—. La tempestad solo se está tomando un descanso, pero nosotros no podemos darnos ese lujo.
Y con aquello ordenó a todos los tripulantes que se pusieran en marcha para cumplir con sus tareas correspondientes. Necesitaban preparar la nave para la próxima embestida. Viendo como todo se mantenía en una calma silenciosa, el Ishimura decidió que saldría a cubierta para poder apreciar el ambiente nocturno. Cosa que posiblemente harían todos lo que tuvieran oportunidad, y los que no quisieran estar solos luego de aquella historia tan perturbadora.
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