20/08/2021, 19:40
—Tenemos demasiados frentes abiertos —resumió Datsue, serio. Él todavía no había visto a ningún gebijū, pero había oído hablar de ellos. Seres monstruosos y terribles que podían poner en aprietos hasta a un jōnin—. Deberíamos intentar cerrar los que tenemos a mano. Dragón Rojo, Kurama, no sabemos dónde se esconden. Pero sí sabemos del Hierro, y por más que la situación sea de lo más delicada, un día deberíamos ir y ponerle solución.
—En eso tienes razón, deberíamos ponerle solución, pero no es tan sencillo —contestó el Uzukage—. Están en una isla, eso les da una ventaja estratégica muy grande. Yuuna asegura que su madre no era así. Ya, ya lo sé, no soy tan ingenuo. Pero Kurama mató a su marido, ¿no? La probabilidad de que se haya unido a ellos es escasa. Probablemente la estén manipulando. No me gustaría que sufriera algún daño. Cualquier intervención extranjera ha de hacerse con cuidado, o podríamos crear guerras civiles cuando nos marchemos.
Datsue hizo un análisis interesante e inteligente sobre el sistema de misiones de las aldeas ninja, y le lanzó una batería de sugerencias para atajar el tema de los gebijū. Aquello pilló a Hanabi con el pie cambiado. Se detuvo y abrió mucho los ojos. Finalmente, sonrió.
—Has madurado muchísimo, Uchiha Datsue —dijo. A Datsue le pareció detectar un tinte tristón en aquellas palabras. Quizá fue solo una impresión suya. Hanabi siguió caminando—. Son todas buenas sugerencias, Datsue. Quizás hemos estado tan ocupados con el asunto del hijo de Rasen que no se nos ha pasado por la cabeza a ninguno...
»En cuanto a eso, realmente es lo que más me preocupa ahora mismo. No sé si te has enterado, pero van a celebrarse pronto las primeras elecciones. Los dos candidatos que se han presentado me preocupan bastante —explicó—. Uno de ellos es un pariente lejano de Rasen. Coño, incluso de llama Uzumaki Rasen. Supongo que sería Rasen II —rio—. En fin, Rasen era único. Y de este sólo sabemos que se presenta bajo el pretexto de que él era el siguiente en la línea sucesoria. Mal asunto. Es toda una incógnita. A saber lo que haría si ganase. —Hizo una pausa—. El otro se llama Karasu Tenko. Es el hermano de un famoso criminal del País del Fuego, Karasu Yōkai, que dirigía los Mensajeros del Yomi antes de que los samuráis los persiguieran. Sin embargo, nunca encontraron a su líder. Y eso me preocupa, Datsue, porque aunque hemos investigado a Tenko y al parecer sólo es un mercader de especias de Yamiria y asegura no querer saber nada de su hermano... no sé. Ver por donde voy, ¿verdad? No desearía que un señor del crimen en la sombra gobernase mi país.
»Uno es del todo indeseable y el otro es una incógnita peligrosa, porque tiene el mismo nombre que alguien muy querido y se le conoce bastante. Nuestro amigo Rasen II es bastante guapete, además. Eso también me da miedo.
—En eso tienes razón, deberíamos ponerle solución, pero no es tan sencillo —contestó el Uzukage—. Están en una isla, eso les da una ventaja estratégica muy grande. Yuuna asegura que su madre no era así. Ya, ya lo sé, no soy tan ingenuo. Pero Kurama mató a su marido, ¿no? La probabilidad de que se haya unido a ellos es escasa. Probablemente la estén manipulando. No me gustaría que sufriera algún daño. Cualquier intervención extranjera ha de hacerse con cuidado, o podríamos crear guerras civiles cuando nos marchemos.
Datsue hizo un análisis interesante e inteligente sobre el sistema de misiones de las aldeas ninja, y le lanzó una batería de sugerencias para atajar el tema de los gebijū. Aquello pilló a Hanabi con el pie cambiado. Se detuvo y abrió mucho los ojos. Finalmente, sonrió.
—Has madurado muchísimo, Uchiha Datsue —dijo. A Datsue le pareció detectar un tinte tristón en aquellas palabras. Quizá fue solo una impresión suya. Hanabi siguió caminando—. Son todas buenas sugerencias, Datsue. Quizás hemos estado tan ocupados con el asunto del hijo de Rasen que no se nos ha pasado por la cabeza a ninguno...
»En cuanto a eso, realmente es lo que más me preocupa ahora mismo. No sé si te has enterado, pero van a celebrarse pronto las primeras elecciones. Los dos candidatos que se han presentado me preocupan bastante —explicó—. Uno de ellos es un pariente lejano de Rasen. Coño, incluso de llama Uzumaki Rasen. Supongo que sería Rasen II —rio—. En fin, Rasen era único. Y de este sólo sabemos que se presenta bajo el pretexto de que él era el siguiente en la línea sucesoria. Mal asunto. Es toda una incógnita. A saber lo que haría si ganase. —Hizo una pausa—. El otro se llama Karasu Tenko. Es el hermano de un famoso criminal del País del Fuego, Karasu Yōkai, que dirigía los Mensajeros del Yomi antes de que los samuráis los persiguieran. Sin embargo, nunca encontraron a su líder. Y eso me preocupa, Datsue, porque aunque hemos investigado a Tenko y al parecer sólo es un mercader de especias de Yamiria y asegura no querer saber nada de su hermano... no sé. Ver por donde voy, ¿verdad? No desearía que un señor del crimen en la sombra gobernase mi país.
»Uno es del todo indeseable y el otro es una incógnita peligrosa, porque tiene el mismo nombre que alguien muy querido y se le conoce bastante. Nuestro amigo Rasen II es bastante guapete, además. Eso también me da miedo.