La caminata por la costa no fue para nada larga, y su acompañante que todavía no sabía el nombre lo seguía sin hacer ningún ruido ni gestos. Quitando todos los problemas que hubo durante esa noche, la verdad que era un momento tranquilo y bello como para relajarse mirando las estrellas. Aunque seguramente para cuando terminasen con todo ya sería de día y lo peor de todo era que había dormido solo unas pocas horas o minutos. Ni siquiera sabía cuanto había dormido.
¿Sigues vivo?- le preguntó al guardia, tal vez una broma levantase un poco el humor.
Pero lejos de eso solo recibió una mirada seria y con poca pinta de que quería hablar. Tal vez estaba nervioso, y Karamaru no lo culpaba por ello, tenía todo el derecho de estarlo. Después de todo el calvo no sabía desde cuando esos bandidos atacan la aldea y poder acabar con esa amenaza de una vez por todas sería todo un logro y reconocimiento.
Con el agua cerca de los pies y sin conversación posible, afortunadamente, el monje divisó a lo lejos el bote arribando a la orilla. Seguramente era Kazuma, no había duda de ello. Y es que de hecho, al acercarse un poco más lo pudo ver sentado esperando a Karamaru y su tercer integrante del equipo asalta barcos.
Probablemente ya lo había visto acercarse al bote pero Karamaru espero a estar realmente cerca como para comenzar a hablar.
Nuestro tercer integrante, estamos preparados.
Subió al bote y se sentó. El guardia local hizo lo mismo como una sombra, prácticamente sin dirigirle siquiera la mirada al peliblanco. Era un momento de tensión. Después de tanta preparación y combate finalmente iban a poder terminar con el sufrimiento de esa noche. Sin embargo, mientras miraba el suelo del bote sin siquiera saber lo que el espadachín estaba haciendo, no podía dejar de pensar en la rubia de ojos verdes. ¿Iori ya estaría mejor? ¿O seguía traumatizada? Iba a tener que reaccionar rápido, era la nieta del jefe de la aldea. Si no le correspondía el cargo igualmente tendría un papel importante en la comunidad.
¿Sigues vivo?- le preguntó al guardia, tal vez una broma levantase un poco el humor.
Pero lejos de eso solo recibió una mirada seria y con poca pinta de que quería hablar. Tal vez estaba nervioso, y Karamaru no lo culpaba por ello, tenía todo el derecho de estarlo. Después de todo el calvo no sabía desde cuando esos bandidos atacan la aldea y poder acabar con esa amenaza de una vez por todas sería todo un logro y reconocimiento.
Con el agua cerca de los pies y sin conversación posible, afortunadamente, el monje divisó a lo lejos el bote arribando a la orilla. Seguramente era Kazuma, no había duda de ello. Y es que de hecho, al acercarse un poco más lo pudo ver sentado esperando a Karamaru y su tercer integrante del equipo asalta barcos.
Probablemente ya lo había visto acercarse al bote pero Karamaru espero a estar realmente cerca como para comenzar a hablar.
Nuestro tercer integrante, estamos preparados.
Subió al bote y se sentó. El guardia local hizo lo mismo como una sombra, prácticamente sin dirigirle siquiera la mirada al peliblanco. Era un momento de tensión. Después de tanta preparación y combate finalmente iban a poder terminar con el sufrimiento de esa noche. Sin embargo, mientras miraba el suelo del bote sin siquiera saber lo que el espadachín estaba haciendo, no podía dejar de pensar en la rubia de ojos verdes. ¿Iori ya estaría mejor? ¿O seguía traumatizada? Iba a tener que reaccionar rápido, era la nieta del jefe de la aldea. Si no le correspondía el cargo igualmente tendría un papel importante en la comunidad.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘